Cartelera Turia

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(2) TOP GUN 2: MAVERICK, de Joseph Kosinski, Las alas del pasado.

PAU VERGARA: Los más jóvenes lectores no se acordarán, pero en el verano de 1986 se produjo un auténtico terremoto en la taquilla mundial. El ya veterano Tony Scott aprovechaba sus dotes de director de fotografía y filmaba a Tom Cruise y Kelly McGillis en una moto a contraluz de un gran sol anaranjado mientras sonaba el clásico “take my breath away”de Berlin. Vestido con cazadora de piloto de caza, gafas negras Tom Cruise fue catapultado hacia el cielo del estrellato. La primera parte de Top Gun, no solo fue un rotundo éxito en taquilla, fue la referencia para miles de adolescentes de todo el mundo que se miraron en el espejo de una tórrida historia de amor bañada por los motores de los modernos y bellos aviones F-14 norteamericanos. En plena Guerra Fría fue toda una proyección de imagen de poderío militar de la US AIR FORCE. Por aquella época Hollywood se había embarcado en varios proyectos de colaboración con el Pentágono y trataba de superar una imagen muy deteriorada desde la guerra de Vietnam. Top Gun consiguió el enrolamiento masivo en la Armada y en la fuerza Aérea. Costó 15m de dólares y recaudó 356.Y marcó a toda una generación de jóvenes de la época. En realidad, era un cócktel de muy ochentero de personajes muy esterotipados y lo que movía la historia era el tórrido romance entre Cruise y McGillis.

Curiosamente, Top Gun Maverick llega en un momento crítico para la taquilla mundial. Los cines se tambalean y Tom Cruise se ha erigido en un defensor de la sala de cine. Desde el punto de vista cinematográfico la película retoma la historia de Maverick, ese rebelde del aire, que no tiene otra forma de vida que ser piloto (parece que no pase el tiempo para Tom Cruise). A partir de ahí le encomiendan la misión de entrenamiento de varios pilotos que tienen que bombardear unas instalaciones nucleares de una potencia enemiga. Alguien podría pensar en Irán, aunque para no ser tan explícitos la han situado en un país alpino alejado del polvo del desierto. Y los malos no tienen identificación, pero los aviones se parecen mucho a los SU-57 rusos. Por supuesto, vencen los viejales F-18 norteamericanos a cazas de 5ª generación. Así que no se pierde la oportunidad para hacer proselitismo y remarcar los nuevos enemigos del imperio.Dramáticamente lo apuesta todo a la relación con el hijo del piloto muerto (Miles Teller) en la primera parte, a la historia de amor con la siempre estupenda Jennifer Connelly y la propia preparación de la misión. Simpleza y efectividad absoluta.

Pero los que vimos esa primera parte en plena Guerra Fría, tenemos esa nostalgia hasta el punto de que una película de aviones, nos parece un producto excelentemente filmado y medianamente entretenido para los tiempos que corren. Y sin duda, siempre es un buen referente para ver quiénes son-de nuevo-los antagonistas que moverá la futura ficción internacional. Fotografía al estilo Tony Scott, con dedicatoria incluida y cierta emoción de ver a Val Kilmer a modo de homenaje. Ahí es nada.