Cartelera Turia

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(4) ARGENTINA, 1985, de Santiago Mitre. Y se hizo justicia

LAURA PÉREZ: Emplear el mecanismo del humor para sobrellevar la tragedia es algo muy humano. Con el paso de los años, las dictaduras, las guerras y las catástrofes, las personas hemos aprendido a superar los peores momentos de la historia y tomarnos con todo el humor necesario las desgracias que vivimos como seres mortales. No solo es necesario, sino que además los españoles lo hacemos muy bien; pero los argentinos no se quedan atrás.

Prueba de ello es la última película del director y guionista Santiago Mitre, que tras La cordillera, vuelve al drama político de la mano del inconmensurable Ricardo Darín. Se atreve nada más y nada menos que a relatar el proceso judicial contra los militares que cometieron bárbaros crímenes durante la dictadura argentina. Lo cuenta desde el punto de vista de Julio Strassera, el veterano abogado encomendado a la compleja misión, que confió en un equipo de jóvenes promesas del la abogacía para  lograr finalmente sentar en el banquillo a los torturadores y asesinos de un régimen atroz orquestado por Videla. Dicho por ellos mismos, es la lucha de David contra Goliath, la de los “recontrafachos” (Darín dixit) contra los demócratas. Una batalla que se gana con la ley en la mano.

Qué valiente y qué oportuna esta estupenda película. Si bien se construye a partir de una estructura convencional que juega al efectismo y recurre a los clichés del género, sus más de dos horas de duración se pasan en un suspiro, gracias a un guion sólido que funciona como un reloj, que logra hacernos reír frente a un hecho real relativamente reciente que tiene muy poca gracia. También ocurre así gracias a un gran elenco que encabeza Ricardo Darín, incombustible y magnífico en todas sus apariciones en la película, con grandes momentos de emoción que en San Sebastián arrancaron más de un aplauso, siendo la predicción del Premio del Público que se llevaría días después. Los sentimientos que de por sí puede despertar el propio relato juegan muy a favor de una obra que a día de hoy resulta imprescindible, aunque solo sea por aquello de no olvidar la historia para no caer en los mismos errores. Ojalá arranque muchos aplausos en las salas de cine,

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