Cartelera Turia

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(4) EL REGRESO DE LAS GOLONDRINAS, de Li Ruijun. El amor de los simples.

(4) EL REGRESO DE LAS GOLONDRINAS, de Li Ruijun.El amor de los simples.

PEDRO URIS: Creo que esta es la primera película que nos llega (al menos es la primera que conozco) de este cineasta chino nacido en 1983 que, según las referencias, tiene al mundo rural —a ese que desaparece— como objetivo principal de la mirada. Y ese es, precisamente, el universo que contempla este estimable y emotivo film, también conocido como Return to dust, que ha llevado una exitosa trayectoria en festivales y que obtuvo el máximo galardón en nuestro festival de Valladolid.

Ajena por completo a cualquier recomendación o imperativo del cine de trama o argumento, la película se enfrenta a la realidad con una voluntad de retratarla sin filtros, pero también de penetrar en los sentimientos y emociones de los (ficticios) personajes de una manera tan sutil como intensa y, de este modo, trascender la primera para ofrecernos una visión del mundo que escapa al tiempo y las fronteras. Una arriesgada propuesta que me ha recordado al cine de Ermanno Olmi —un film como Il tempo si è fermato (1959)— y que demuestra mucho coraje por parte del cineasta en el actual contexto del audiovisual del entretenimiento.

Pero es que, además de coraje, hay talento, mucho talento, en la puesta en escena de la historia —entendida en un sentido amplio, desde el guion hasta todas las fases de la producción y la realización—, con una extraordinaria precisión en los encuadres y los tempos (elipsis o mini elipsis incluidas) de planos, escenas y secuencias; y con una magistral utilización dramática del personaje —insisto, personaje— del burro, toda una lección hasta para los más avezados en esto de la ficción.

Un relato de amor entre dos «desperdicios» de la sociedad, —él, un cuarto hermano situado en el escalón más bajo de la familia; y ella, una discapacitada con incontinencia urinaria que ni siquiera «vale» para tener hijos—, en el marco de una China de dos velocidades, la de los coches de alta gama en una sociedad que dice vivir en un sistema comunista, y la rural, la China vaciada, cuya sangre —en sentido literal en la película— sirve de soporte vital al poder. Todo sucede, pues, en una remota región de China, pero parece que ocurra a nuestro lado, tal es la proximidad de las situaciones y sentimientos que nos relata. Eso es, precisamente, lo que distingue a las grandes obras. Como esta.

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