ARTURO BLAY: En el año 2000 visité Puerto Rico, entre otras cosas para conocer el radiotelescopio de Arecibo, un icono de la ciencia y también del cine, donde se rodaron películas como Goldeneye (1995) o Contact (1997). Yo era entonces uno de los miles de voluntarios del programa seti@home, prestando los tiempos de reposo de mi ordenador para analizar señales captadas en Arecibo y hallar trazas de inteligencia extraterrestre.
Recién llegado al hotel Ritz en San Juan, subiendo en ascensor me topé con Alejandro Sanz, que se alojaba allí y esa misma noche había convocado a los medios puertorriqueños por el lanzamiento de su disco “El alma al aire”. A Alejandro le había entrevistado varias veces en Valencia y se acordaba de mí. Me pidió que participara en la rueda de prensa, y luego nos quedáramos a cenar con ellos.
Entendí el mensaje, y a la hora convenida me presenté en la abarrotada sala repleta de cámaras, micros y periodistas. Cuando las preguntas de los medios locales empezaron a hacerse repetitivas, levanté la mano y me presenté con aparatosa solemnidad: “¡Arturo Blay, enviado especial del diario Las Provincias para cubrir el histórico viaje de Alejandro Sanz a Puerto Rico!” Que trabajaba en Las Provincias era cierto, que me habían enviado a cubrir el acontecimiento, ni de coña. Estaba de viaje de bodas. Pero a los de la Warner se les caían las lágrimas de agradecimiento, y en la cena, algunos periodistas locales, aún impresionados, se me acercaron con curiosidad, incluso con alguno de ellos comenté que pensaba visitar Arecibo y mi humilde colaboración con el proyecto SETI.
Y para allá que nos fuimos al día siguiente, con la película Contact aún fresca en nuestra memoria. Se había estrenado tres años antes, en el 97. Hace ahora 25 años. La magnífica cinta de Zemerick basada en la novela de Carl Sagan, narraba el primer contacto con una civilización extraterrestre. Sus protagonistas eran Jodie Foster y Matthew McConaughey, el actor que tiene el honor de haber tenido papeles relevantes en dos de los más grandes títulos del género: Contact, y la última gran obra hasta el momento, Interstellar.
La vista del radiotelescopio desde el centro de visitantes era simplemente mareante, con su espectacular antena construida en la depresión del valle de más de 300 metros de diámetro. En pleno éxtasis, se me acercó uno de los disqueros presentes en la cena de la víspera, y al que le había comentado que iba a venir a Arecibo. Entusiasmado por la coincidencia, me presentó a sus acompañantes como íntimo amigo de Alejandro Sanz, y gran experto internacional en la búsqueda de civilizaciones extraterrestres. Muy impresionados, hicieron cola para hacerse fotos conmigo, y a mí, tan contentos los vi, me supo mal pincharles el globo.
Volver ya no es posible: el observatorio colapsó espectacularmente hace un par de años (el vídeo está en youtube), y es irreparable. Si llaman los extraterrestres, estamos comunicando.