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CINE FEMINISTA DE BUENA LEY: “LA LIBRERÍA” SE LLEVA EL GOYA A LA MEJOR PELÍCULA

ROMAN GUBERN: Isabel Coixet ha vuelto a sorprendernos gratamente con su película La librería, basada en una novela de Penelope
Fitzgerald. Trata un tema que la directora ha frecuentado ya en otras cintas, a saber, la lucha de una voluntad femenina por conseguir un objetivo difícil y a contra corriente de los obstáculos de su entorno. En este caso el objetivo de la viuda protagonista Florence (Emily Mortimer), al abandonar su residencia en Londres, es el de abrir una librería en un pequeño pueblo de la costa británica, pese a la oposición e incomprensión de su entorno social. En el fondo, este esquema narrativo no hace más que seguir el patrón originario que encontramos en monumentos literarios fundacionales como La leyenda de Gilgamesh o La Odisea, a saber, el de alguien que desea conseguir algo y tropieza con dificultades para conseguirlo. Es un esquema que hemos visto encarnado en westerns, fantasías galácticas o películas de cine negro. A partir de este armazón argumental, la protagonista, aparentemente débil y frágil, tiene que hacer frente, con tenacidad, a la incomprensión de su entono social. Algún crítico ha aludido al enfrentamiento del frágil David contra el amenazador e imponente Goliat. Pero el conflicto no es tan aparatoso, sino que se enmarca en el campo, aparentemente cortés, del modus vivendi británico. En este sentido se ha referido al respecto a “la perversidad de los buenos modales”. Es decir, el antagonista de nuestra tenaz Florence Greene es un tejido de relaciones sociales sordamente hostiles, que tratan de disimular su hostilidad con la coraza de la hipocresía. Pero Florence no está enteramente sola y cuenta como aliados a Mister Brundish (Bill Nighy), un señor misántropo y solitario, y a una niña de diez años. La librería podría haberse titulado más explícitamente La batalla de los libros y sus peones podrían ostentar nombres tan ilustres como Tolstoi, Ray Bradbury o Vladimir Nabokov. Isabel Coixet, una vez más, propone en su película un elogio a la tenacidad femenina frente a un entorno perversamente hostil. Y esta perseverante tenacidad finalmente merece su justa recompensa. Cine feminista de buena ley.

 

Foto:TVE

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