Empieza un nuevo estado de alarma para frenar la COVID19 que, por ahora, se traduce en restricciones a la reuniones sociales (un máximo de seis personas y prohibición de la movilidad nocturna). El ocio, las fiestas y la restauración ya soportaban duras condiciones que llegan a la suspensión de su actividad, por inviabilidad económica o prohibición expresa. Aguantan el tirón, no sin dificultades, los cines, museos y teatros… mientras llega la deseada vacuna. Hasta aquí el análisis concreto (y telegráfico) de la situación concreta (con el permiso de Lenin).Ahora, parafraseando la tesis 11 sobre Feuerbach de Marx, aquella que dice que «los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo», deberíamos arremangarnos y actuar (¡si no lo hemos hecho ya!).
Es posible, a pesar de todo, organizar actividades culturales y de ocio y, cumpliendo todas las medidas de prevención sanitaria, mantener una oferta digna, amplia y variada para la ciudadanía y dar trabajo a un sector (creación, artistas, técnicos) cuyo modo de vida ha pasado de precario (antes de la pandemia) a ser ahora inviable. Por eso el teatro y el circo en la calle, los cines al aire libre de este verano, los festivales y conciertos de música que disfrutramos sentados, las obras de teatro o danza en sala con las distancias correspondientes… son cultura segura y posible. No negaré que la logística organizativa es mucho más compleja, pero es imprescindible que los ayuntamientos (y la Generalitat) no se dejen llevar por el miedo y la gandulería: hay que vencer la tentación de la cancelación. La “nueva normalidad” es incómoda, pero ese debe ser ahora el mal menor. En estas semanas festivales como Volúmens (de música electrónica y vídeocreación) o VIHsibles (que organiza el Comité antisida), la Mostra de València-Cinema del Mediterrani, actos como los Premios de esta (nuestra) Cartelera Turia… son ejemplos de buena organización y cívica respuesta del público.
Amortiguar el golpe de esta crisis en la cultura y el ocio es fundamental y por ello, en una jornada histórica, el 17 de septiembre, bajo el lema de ALERTA ROJA #hacemos eventos se movilizaron en 26 ciudades de toda España miles de profesionales para reclamar medidas laborales, legales y políticas. El sector ocupa unas 700.000 personas y es un 3,6% del PIB. Por ahora ya han conseguido reunirse con los ministros de Sanidad y Cultura y la ministra de Trabajo. Es un primer paso. Seguiremos atentos. Mientras tanto (y si la cosa no va a peor): #culturasegura. Si queremos, podemos.