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GASTRONOMÍA:DO IT YOURSELF. Un clásico para San Valentín.

Acabamos de cumplir un año de coronavirus en nuestro país y este confinamiento, con todas sus restricciones, se está haciendo ya bastante pesado. Honestamente, hasta ahora lo he llevado relativamente bien, encontrando siempre el lado positivo en cada situación, por dramática que pudiese parecer. Pero el cansancio está empezando a pasar factura y mi casi inquebrantable optimismo parece que comienza a desmoronarse. Echo de menos no poder tomarme un vino en compañía en una terraza al sol de València, no hablo ni siquiera de salir a comer o cenar a uno de nuestros fantásticos restaurantes o incluso de poder organizar una de mis cenitas con amigos. Por no hablar del trabajo, que se ha convertido para muchos en una incógnita constante: carpe diem y mañana ya veremos qué pasa. Sí, estoy algo harto y se me están agotando todos los recursos para aguantar y ayudar a que los demás también puedan resistir.

En el último artículo os hablé de las excelentes (y a veces incluso conmovedoras) iniciativas de muchos hosteleros en cuanto a comida para llevar. Organización express de logística e innovación gastronómica que me han asombrado muchísimo, tanto por la calidad como por su efectividad y que, en muchos casos, está dando sus frutos. Pero está claro que vivir con esta incertidumbre, esta espada de Damocles amenazante y constante, no es nada fácil. Hay personas que han encontrado una excelente manera de distraerse publicando, incluso con cierto éxito sus videos de recetas caseras en youtube (yo lo hice hace muchos años, pero me estoy planteando volver a la red). Internet se ha convertido en nuestra nueva ágora, un punto de conexión para encuentros virtuales, con los tutoriales, las directas, podcast y streaming. Si no podemos encontrarnos en la calle, ya tenemos la solución digital (¡espero que sea solo algo temporal!) que está permitiendo que no estemos solos y podamos compartir nuestras experiencias. A veces pueden parecer expresiones un tanto “onanísticas”, pero en muchos casos se consigue una notable participación e interacción por parte del público.

Para todos los que queráis aventuraros a enseñar recetas y platos apetitosos a los demás, os voy a recomendar una que os pueda resultar fácil de ejecutar y (si os apetece) de grabar en un video. Por supuesto, si lo vais a hacer, por favor, avisadme que acudiré a visualizar vuestro trabajo. Para el DIY, es decir, el Do It Yourself (hazlo tú mismo) del día he pensado en un buen plato de spaghetti alle vongole (espaguetis con almejas), un clásico napolitano que os funcionará también para San Valentín en el caso de tener que estar recluidos en casa con vuestra pareja.

RECETA:

La pasta: elegid una buena marca que tenga unos 14g de proteínas (está escrito en el paquete) como Molisana, Rummo o De Cecco. Poned al fuego una olla con unos 5 litros de agua y cuando empiece a hervir echad un par de puñados de sal gorda. Entre tanto en una sartén a fuego suave sofreíd en aceite virgen extra un par de dientes de ajo (enteros o cortados, como prefiráis) y un poco de guindilla para dar alegría al plato (también a vuestro gusto respecto a la cantidad); cuidado que no se quemen, ¡por favor! Coged las almejas (una malla de medio kilo es más que suficiente), que habréis dejado previamente un ratito en agua y sal para que se limpien de la posible arena, y las echáis en el sofrito tapando y moviendo de vez en cuando. En cuanto se abran y para evitar que se sequen, las sacáis, reserváis en un cuenco, y apagáis el fuego. Es el momento de echar la pasta: calculad unos 100 gramos por persona. En mi casa, que somos cuatro, el paquete de medio kilo, nos lo zampamos tranquilamente. Sacadla un minuto antes del tiempo recomendado, escurridla y coladla en la sartén con el sofrito y el agua de las almejas. A fuego muy alto, removed la pasta enérgicamente para que el condimento se pegue bien a los espaguetis, añadiendo un poco de agua de la pasta (empezad con medio vaso) que con su almidón os ayudará a que la salsa sea más espesa, y así vais terminando también la cocción (el minutito que faltaba). Volvéis a poner las almejas, espolvoread con perejil fresco cortado pequeñito y, ecco fatto, la pasta è pronta. Si os gusta, en el sofrito podéis también echar un puñado de tomatitos cherry, que le van estupendamente. Este plato se puede hacer perfectamente también con clotxinas valencianas, cuando es temporada. Acompañadlo con un blanco ligeramente aromático, pero siempre que tenga una buena acidez, para que maride felizmente con el picantito de la guindilla. ¡Espero ver vuestros videos en la red!

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