Cartelera Turia

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Marc Ribot’s Ceramic Dog – 16 Toneladas, Otro mundo

CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA: Difícil evocar más géneros distintos en un mismo bolo y con solo tres músicos. Marc Ribot es un músico hetedoroxo, intuitivo, conocido (sobre todo) por su trabajo en algunos de los mejores discos de Tom Waits y algunos de los (no tan destacables, aunque igualmente notables) álbumes de Elvis Costello, entre muchísimos otros. No es un compositor remarcable, pero sí es uno de los guitarristas más singulares y reconocibles de los últimos 40 años: forjado en el sonido y en la ética del punk, su técnica es intrincada pero casi siempre suena a chatarra, a alcantarilla o a desguace, y eso es un halago para alguien que se curtió en el underground y ha hecho que sus cuerdas figuren en discos de blues, free jazz, rock y hasta música cubana, y además mantiene una férrea actividad al servicio de los derechos de los trabajadores de la música independiente, tal y como explicó al día siguiente en una entretenidísima charla organizada por la Universitat de València.

Ceramic Dog es el trío que forma junto al percusionista Shahzad Ismaily y el batería Ches Smith, y su concierto en la 16 Toneladas (la primera vez que actuaba en Valencia) recordó mucho al concierto de sus amigos Shellac en la misma sala, hace unos cuantos años, por lo volcánico de su ejecución. Por esa fuerza animal que se sacan de no se sabe muy bien dónde, y que en su caso brota entre largos desarrollos instrumentales. Entre lo acústico y lo eléctrico, y sin dejar demasiado claro dónde empieza lo improvisado y lo realmente planificado (gran parte de su gracia), el trío norteamericano ventiló en dos generosas horas un repertorio que retuerce a su antojo cualquier convención imaginable en torno a los géneros que merodea. Y que dejó a la concurrida sala más que satisfecha, pese a que en algunos momentos el ensimismamiento de los músicos – unido al hecho de que estaban los tres sentados – podía provocar cierta desconexión mental. Como me dijo Ribot en su camerino una hora después de terminar el concierto, es el placer de tocar en clubes de pequeño aforo, con la gente agolpada a un palmo del escenario, lo que realmente le pone. Tiene 67 años. Que le dure.

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