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VII Encuentro de Guionistas – Valencia EL SÍNDROME DEL GUIONISTA

Interior. Noche. Edificio Rialto. Casi trescientos guionistas llenan la sala de la Filmoteca de Valencia para inaugurar el VII Encuentro nacional de guionistas. Fuera está lloviendo como hace meses que no veíamos. Un clásico de los días previos a las Fallas y de cuando aquí se organizan eventos en los que queremos demostrar a los de fuera que lo del sol y el caloret es cierto.

Sin embargo, las ganas de reencontrarse tras dos años de parón se intuye en el ambiente, y eso es lo importante. Los y las escritoras audiovisuales -hablemos con propiedad- han venido de todas partes de España a pasar tres días en nuestra ciudad para hablar de su oficio. Pasarían un fin de semana de lo más completo, como ya adelanté en el anterior número, con una agenda llena de ponencias y conversaciones de algunos de los mejores guionistas de nuestro país. Eso es devoción por su trabajo y lo demás son tonterías, y eso es algo que también se apreciaba en la sala, pues aparte de las ganas de verse y volver a abrazarse, había ganas de conocerse, aprender y disfrutar con los colegas de profesión. El sold out fue prueba de ello, y un buen cóctel de arranque siempre es la mejor manera de empezar estos congresos, pues con el estómago lleno se piensa mejor.

El pasado viernes, entre tanto guionistas, aspirantes a serlo, estudiantes, potenciales cineastas, quizá novelistas, algún gamer y amantes del cómic, estaba yo de guionista infiltrada. Y es que eso del síndrome de la impostora lo llevo muy marcado desde que acabé la carrera y no sé si se es guionista solo por escribir guiones. El caso es que me di cuenta que no era la única con ese síndrome, lo cual siempre me alivia (mal de muchos…), así que viendo el panorama y la buena acogida no me quedó más remedio que relajarme, conocer a los profesionales que admiro y absorber conocimientos, que eran los objetivos de la gran mayoría de los presentes.

Las ponencias matinales del viernes me las perdí precisamente por eso de no ser guionista profesional y tener un trabajo al que acudir en días laborables -otra vez el síndrome…-, pero me chivaron que la veterana Lola Salvador recibió un reconocimiento por parte de los organizadores y que la charla sobre contenidos infantiles fue de lo más sugestiva. Pero por la tarde allí estaba yo en La Mutant, libreta en mano, con mi síndrome y todo, para no perderme ni una más de las charlas y escuchar a lo que a mi parecer fue un desfile de buenos oradores. Profesionales de su oficio, con grandes éxitos a sus espaldas, como es el caso de Eligio R. Montero, que explicó a una sala hasta la bandera las posibilidades de que una ficción de una región pequeña y en lengua minoritaria (en su caso, una serie gallega) pueda triunfar en plataformas, ya que lo local ya no existe y lo que ocurre en un pequeño pueblo de Galicia se puede entender hasta en Tombuctú. Esa fue la primera ponencia a la que asistí, de apenas 20 minutos -son las llamadas charlas TED, más breves y ágiles- y me sorprendió, además, por ser muy divertida. Siguió en ese tono distendido el periodista deportivo Pablo Juanarena, que habló de la pasión que debe verbalizar su profesión y cómo eso es importante a la hora de transmitir sentimientos al espectador y hacerle sentir que está viendo algo que le interpela. Los reyes de la tarde (perdón por el chiste fácil) fueron Cristóbal Garrido y Adolfo Valor, creadores y showrunners de series como ‘Reyes de la noche’ (Movistar+). Aparte de los divertidos cotilleos sobre la denuncia de José María García, ambos guionistas hablaron del confuso y denostado concepto del showrunner en nuestro país, de su trabajo como creativos y jefes de un equipo que trabaja para hacer su serie, y dieron consejos a la audiencia de cómo ser los dueños de tu idea y llevarla a cabo sin morir en el intento.

Llegó el turno tras la pausa de Héctor Beltrán, guionista que jugaba en casa y que dio algunos tips para preparar un dossier de venta para mercados o potenciales productores de tu proyecto. Escribir, documentarse y prepararse un buen pitch son las claves que dio como paso previo al éxito de una idea, que no es otra que materializarse. Para hablar de realitys y su guionización, que parece que ya se han colado en las plataformas, Javier Pilar y Diego Serrano jugaron con el público al aplausómetro, lo que nos dejó tan descolocados que nos hizo sentirnos por un momento en un reality de verdad; quizá era su intención y no lo entendimos bien, o el engaño formaba parte del proceso. Llegó el momento de mirar el móvil mientras representantes de Sgae y Dama, entidades de gestión colaboradoras del Encuentro, hablaban de leyes europeas, de cambios en la normativa y temas legales que nos afectan a los autores y creadores. El cierre de la jornada corrió a cargo de Natacha Mora y María José Manso, representantes de Canary Island Films y que nos dieron a conocer el nuevo laboratorio de proyectos “Islabentura”. Aparte de eso, nos informaron de que al menos una de las dos no estaba embarazada.

El tercer y último día del Encuentro prometía ser intenso, pues desde las diez y media de la mañana -los que fueron al Negrito la noche anterior algo más tarde-  iniciaban una serie de ponencias de lo más sugestivas. La mañana estaba dedicada a las escritoras, con la intención de generar debate y plantear problemáticas que todavía afectan al sector profesional de las mujeres guionistas en nuestro país. Tras la apertura de Beatriz Navas (ICAA), la polifacética Marta González de la Vega relató su experiencia como guionista de éxitos de taquilla, pero también de esas llamadas de productores en las cuales intuyes que cuentan contigo solo para cubrir la cuota. Hablando de éxitos, Diana Rojo vino a hablar del suyo, de #Luimelia, ese shippeo hecho serie que tanto a triunfado entre el fandom de la pareja protagonista –al final del artículo pondré un glosario de términos para boomers-.Tras los casos de éxito, que los hay, llegan los datos, la parte farragosa pero importante para darnos en cuenta que las cosas no están tan bien como pensamos. Virginia Yagüe y Celia de Molina expusieron los porcentajes de mujeres profesionales al frente de productoras, como creadoras, guionistas o directoras de televisión y cine. Porcentajes que apenas rozan el 20% de representación en muchos departamentos, casi todos todavía muy masculinizados. El dato a tener en cuenta, especialmente en un encuentro como este, es el bajo número de guionistas mujeres, lo que sin duda provoca una pérdida de perspectiva de algo tan fundamental como la versión de la otra mitad del mundo.

No todos los guionistas son directores, y viceversa. Olatz Arroyo lo explicó muy bien y dio las claves para entenderse con el/la director/a que lleva a la realidad una historia que salió de las entrañas de un escritor y cómo muchas veces estos ven que cualquier parecido con el relato original es pura coincidencia. Sin embargo, lo que a estas alturas más nos irrita es cuando leemos en entrevistas la absurda pregunta de qué se siente al ser mujer y escribir junto a otras mujeres. Lamentable.

Cambiando de tercio, ese género llamado true crime llega a plataformas de la mano de creadoras como Paula Cons, quien nos contó su caso con ‘¿Dónde está Marta?’ y cómo es el proceso de creación de una serie documental que trata temas tan delicados de sucesos como este todavía sin resolver. La mañana la cerraron dos guionistas de dos generaciones distintas, pero con similares puntos de vista de su carrera. Pilar Nadal y Alba Lucío hablaron de sus experiencias en equipos de guion y de lo difícil que es hacerse hueco todavía en esas reuniones repletas de jefes “señoros”. Afortunadamente, cada vez hay menos.

Como si de una mascletà se tratase, y pese a que las ponencias hasta el momento estaban siendo de lo más interesantes y repito, muy divertidas – el humor siempre capta y mantiene mejor la atención del espectador-, a la tarde se iba a lanzar el trueno final. Llegó Josué Monchán para hablarnos del maravilloso (otro) mundo de los videojuegos y lo complicadísimo de sus tramas, sus escaletas infinitas y cómo mantener a la jugadora enganchada haciéndola creer que es ella la que domina las reglas; nada más lejos. Tras él llegó el turno del documental, de ese género ciertamente denostado del que todavía muchos creen que no hay que escribir una sola línea de guion. Enric Álvarez con el ejemplo de ‘Crims’ lo dejó muy claro, y sus memes ayudaron bastante.

La que a mi parecer fue de las mejores ponencias fue la de Gracia Solera, que haciendo honor a su nombre, fue una de las que más carcajadas desató entre el público, ya que parecía haberse preparado un ingenioso monólogo para contarnos con mucha ironía qué supone ser la guionista de Ana Rosa Quintana. Clara, divertida y sincera, ¡inolvidable Solera! El listón estaba alto pero todavía quedan temas por tratar. Vendernos libros o enciclopedias, o por qué no guiones, era la  labor de Carlos López, de ’70 teclas’ que nos contó cómo es eso de poner a la venta guiones de cine para rellenar estanterías de los hogares comunes. Siendo el día internacional de cómic no podría faltar David Muñoz para hablar, este sí, de su libro. Escritor y autor de guiones para cine, televisión y cómic, en veinte minutos dio las claves fundamentales para empezar en la bonita pero infravalorada aventura del pobre autor de novelas gráficas. Ricos no se hacen así, desde luego. Casi acabamos la jornada con Joaquim Oristrel que vino a hablar de ‘Hit’, su serie para TVE, pero que en realidad nos dio una lección de sabiduría y por qué no, de reivindicación de la profesión, de eso que ahora llaman “generar contenido” y cómo lo está dominando todo el maldito algoritmo.

Cerraron las ponencias y el Encuentro al completo dos pesos pesados del humor y la política, Diego San José y José A. Pérez. Elocuentes y brillantes, fingieron no haberse preparado la intervención y apelaron a un público cada vez más entregado que se quedó con ganas de más. Hablar del humor de sus límites, de cómo hacerlo bien, o mal, de cómo gustar o incomodar, fue un perfecto colofón a un magnífico Encuentro de guionistas que dejó el nivel muy alto para el próximo destino.

Pese a que prácticamente todos los ponentes no dudaron en repetir a modo de mantra que los guionista somos invisibles e infravalorados, y con cierta falsa modestia hablaron de lo difícil que es ganarse la vida escribiendo para el audiovisual, el regusto final de estas jornadas, cócteles aparte, es de lo más suculento y digestivo. Comprobé de primera mano lo necesarios que son estos encuentros, lo nutritivo de sus contenidos, la importancia de salir de vez en cuando de la cueva, y que muchos no solo saben escribir muy bien, sino que también hablan en público sin reparos y sobre todo, desde la verdad. Debe ser ese síndrome del impostor, que con los años y la experiencia se convierte en el síndrome del guionista. No tiene cura, pero tampoco hace falta.

Glosario:

showrrunner: antes, productor ejecutivo

meme: chiste gráfico

shippeo: cotilleo en redes

fandom: club de fans

boomer: gente ya muy mayor

señoro: señores ya muy mayores

tip: consejo

pitch: discurso de venta

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