ABELARDO MUÑOZ: “Tomarse un vino con él a la una de la mañana…” con esa guasa recordó su amigo y camarada, el escritor Manolo Monereo, a Julio Anguita, “un profeta materialista”, frente a una sala abarrotada con la vieja generación de luchadores por la democracia; la mayoría obreros y obreras comunistas ya veteranos, muchos jubilados, que no dejaron de comprarse la póstuma segunda entrega del pensamiento del comunista cordobés, subtitulado Combates del tiempo II. La presentación del libro Vivo como hablo,(Utopia Libros, 2022), compendio de trabajos, charlas y artículos, fue en realidad un homenaje a alguien que ha dejado huella en el progresismo ibérico. Se habló del revolucionario, visionario y comunista que fue. El hombre que no tenía pelos en la lengua y hablaba claro. “Más difícil es vivir como se habla que hablar como se vive”, dijo Carmen Collado en su breve presentación. Carmen definió a Anguita como “el comprometido revolucionario comunista del siglo XXI”.
Entre el público, mucho rojo con auténtico pedigrí, de lucha, de cárcel, de antifascismo militante; el historiador Antonio Sanchis, que definió pesimista el encuentro como “los restos de la generación de 1968”. Dirigentes históricos del movimiento obrero valenciano como Dionisio Vacas, comunista de armas tomar y audaz luchador en sus buenos tiempos. También, Paco Rozalén. Pocos jóvenes y muchos veteranos y veteranas que siguen pendientes de la política cotidiana de este país. El acto estaba impulsado por Podemos, entre otros. El activista y viajero Javier Corrales, iba acompañado de Habibulah Mohamed, responsable del Frente Polisario en Valencia, andaban recogiendo firmas.
La secretaria de Justicia Gemma Fajardo señaló a Anguita como “el gran político sensato, culto y educado, como nos gustaría que fueran los políticos hoy en día. Un referente en el que inspirarse”. Gemma recordó la impresión que le causó Anguita al escucharle un invierno de 2013 en el Puerto de Sagunto, y también el discurso que hizo en el funeral de La Pasionaria en 1989. El libro es una recopilación de ideas hasta el 6 de mayo de 2020, año en que falleció.
Manolo Monereo, andaluz, también, lo conoció en el 1985 y ofreció algunas claves de su excepcional carácter. “Era un hombre muy interesante. Vivía en permanente tensión. Somatizaba mucho la política y sus problemas del corazón vinieron de ahí”. Con voz de trueno, el comunista cordobés citó la definición de la política de Maquiavelo: “Saber los caminos que llevan al infierno para evitarlos”. Y mentó la figura del “profeta Julio Anguita, del profeta materialista que luego sufrió el Efecto Casandra: hablar del futuro de manera lúcida, para que nadie le creyera. Alguien que dijo la verdad y nadie le hizo caso”.
En esas salió la guerra de Ucrania y calentó la sesión, Manolo arrancó aplausos cuando habló de que “jugar de nuevo con la OTAN no nos lo podemos permitir” y declaró que lo que está pasando anuncia “el fin del dominio de Occidente”. Verdades como puños casi proclamadas a gritos bajo las ojivas de medio punto y las vigas de roble del convento del Carmen. Parlamentos y opiniones sobre esta guerra infame que es difícil leer en los medios, poseídos todos por el furor anti ruso, sin diferenciar al invasor Putin de su propio pueblo. Los rusos, tan europeos como nosotros.
Héctor Illueca, vicepresidente segundo y consejero de Vivienda y Arquitectura Bioclimática de la Generalitat Valenciana, fue más rotundo todavía y habló de Anguita como el protagonista de una cadena interminable de luchas y derrotas, la vida de un revolucionario. Fue claro Hueca en su intervención: “La perspectiva de Julio estaba en los de abajo. Intervino en todos los grandes temas del país y para él, lo esencial era el proceso constituyente”. Hueca dijo que el mundo de hoy ya no tiene nada que ver con el que vivió Anguita. “Cambió cuando empezó la guerra que ha convertido las relaciones internacionales en una selva. La guerra es un fenómeno político. Desde ya hace mucho, todo el mundo advertía de que el acercamiento de la OTAN hacia el este iba a provocar una guerra. Y la guerra ha sucedido. Con ganadores y perdedores. Los primeros, los propietarios de las materias primas, los segundos, el Sur de Europa”.
Así de claro, “una crisis asimétrica que va a provocar un nuevo conflicto disyuntivo en España. El debate será, ¿Quién paga la factura? Y la guerra se va a alargar lo que quiera EEUU”. El vicepresidente autonómico citó a Camacho cuando habló de los tres factores clave “salarios, beneficios e impuestos” y lamentó de nuevo que este país tenga una “sociedad fracturada estructuralmente”.
Con un universo mediático sesgado y plagado de medias verdades, con la hostilidad contra la memoria histórica, la ascensión del fascismo franquista y la amenazante y destructiva inflación económica que se avecina, las cosas las tenemos bien difíciles. Necesitaríamos unos cuantos Anguitas.