JAVIER BERGANZA: Año 2008. El capitalismo sufre una crisis sistemática que hace temblar el subsuelo y la realidad. Cientos de bancos llevan años estafando a los de abajo, como siempre. Bankia saca sus suculentas preferentes y engaña a los clientes para que firmen su sentencia de muerte. Nada raro en este sistema. El chroma se cae, vemos el truco, y nos obligan a rescatar a nuestros captores. Un rescate financiero que jamás devolverán, y que ha llevado a miles de familias a vivir en la calle con una deuda que ellos y ellas sí están obligadas a pagar.
De esto va “En los márgenes”, la historia de tres familias con distintos orígenes, distintos motivos, y un mismo problema acechando. Esa espada de Damocles que está colgando sobre ellos y que les amenaza con rebanarles el cuello en cualquier momento. Ahí busca ahondar Juan Diego Botto, en esa sensación de ahogamiento, de poder recibir en cualquier momento ese requerimiento que te obliga a abandonar tu hogar. Un buceo profundo en los desahucios, que forman parte protagonista de la historia social de este país.
Rafa (Luis Tosar) funciona como pegamento de la historia. Un abogado que trata de ayudar a todo aquel que se le presente delante. Busca parar el desahucio inminente de Azuzena (Penélope Cruz) y ayudar a Badi, una joven madre inmigrante, a no perder la custodia de su hija. Todo esto mientras saca a flote un matrimonio que ha dejado relegado al segundo puesto.
Penélope brilla en un personaje nuevo. Nos tiene acostumbrado a sacar matices únicos en sus interpretaciones, algo a lo que no deberíamos acostumbrarnos y que no es natural. Cómo los aficionados del Barça, creyendo que los 50 goles por año de Messi son normales. Lo de Penélope no tienen nombre, crea un personaje único, especial, con su propia manera de comunicarse, con sus nervios, sus tics, su corporalidad. Viaja a velocidad de crucero y te hace emocionarte con cada secuencia. Del mismo modo Adelfa con la historia de Teodora, una madre hasta arriba de deudas por avalar un negocio de su hijo que terminó en la quiebra. Estas dos historias son las que vibran de manera más afinada. La de Rafa está en un punto más frío, de menor fuerza, y siendo la historia protagónica juega en contra del filme.
Juan Diego decide contarlo todo alejándose del plano corto. Haciendo una función más documental, de fotoreportaje. Una imagen granulada y una fotografía costumbrista ayudan a generar esta situación de cámara que se cuela en las vidas de gente real. Un acierto muy digno, de gran conocedor del lenguaje cinematográfico.
Una película social y reflexiva, de las que quedan pocas. De las que hay que cuidar. Vayan al cine y vean En los márgenes. Puede que tenga algún valle en cuanto al ritmo, puede que alguna interpretación esté algo impostada; pero la historia es real y como la pura realidad, duele y emociona. Te da la mano y te hace acompañar a estas familias en un descenso a los infiernos, en una pelea constante frente a un gigante sin rostro. Cuando no te queda nada, ya solo te queda luchar.