En 2010, Rodrigo Cortés dirigió Buried (Enterrado), que narra la historia de un contratista civil en Irak que se despierta enterrado vivo en un viejo ataúd de madera, sin más recursos que un teléfono móvil y un mechero. Locke (2013), de Steven Knight, nos presenta un retrato claustrofóbico que se desarrolla en una situación única, contado en tiempo real. OpenWindows (2014), de Nacho Vigalondo, es unthrillerservido a través de la pantalla iluminada de un teléfono móvil. Recientemente se estrenó Searching(2018), de Aneesh Chaganty, un thriller prácticamente narrado en su totalidad a través de un ordenador portátil, el de una adolescente de 16 años que ha desaparecido.
Todos estos precendentes han influenciado al director danés Gustav Möller para escribir uque funciona con la precisión de la maquinaria de un reloj suizo. El resultado es The Guilty, un relato de intriga y suspense que se desarrolla en un solo espacio, la sala de una comisaría de Copenhague, y con un único protagonista, un policía que atiende las llamadas en su turno nocturno delante de la pantalla de un ordenador. El resto del personal que trabaja en la sala del 112, no juega ningún papel en el relato. Es el telón de fondo. Todo transcurre de forma rutinaria hasta que el agente recibe la llamada de una mujer que supuestamente ha sido secuestrada. Pero la comunicación se corta en varias ocasiones.
Paulatinamente, el protagonista se obsesiona con este “caso” y se implica personalmente sin moverse de su puesto de trabajo en ningún momento. Se salta las normas y comienza a investigar por su cuenta. Paralelamente, vamos conociendo algunos datos de su situación personal. Lo más original de The Guilty es que sin ver nada, al identificarte durante 80 minutos con el protagonista, reproduces mentalmente todo lo que se habla en las conversaciones telefónicas, con los silencios, las pausas, el ruido de fondo, los gritos…
Hay momentos en que el guión parece hacer trampas (la mujer supuestamente secuestrada, encerrada en el maletero de un automóvil, a la que no se le ha sustraido el móvil), pero un repentino giro de la historia consigue que todo cuadre. Para que un relato tan difícil sea eficaz es necesaria una buena interpretación del único actor, Jakob Cedergren, que cumple con creces; una fotografía adecuada, muy cuidada por Jasper Spanning; y el tratamiento del sonido, en este caso perfecto, un elemento que en muchas ocasiones desdeñamos.
El resultado final es un original thriller, el “más difícil todavía”, que ha subyugado Sundance, Rotterdam y Valladolid, donde ha obtenido dicho premio. Pero además de un thriller, The Guilty es la historia de una redención personal, en este caso del joven policía, que ha sido apartado del servicio en la calle.