JAVIER BERGANZA: En los últimos años, el biopic parece estar de moda. Obras que narran historias de personajes más o menos conocidos y que buscan traerlos de vuelta a la memoria colectiva. La estrella azul nos cuenta la historia de Mauricio Aznar, cantautor zaragozano que, allá por finales de los años 80, rechazó el éxito y encontró la luz.
Mauricio parece acercarse al éxito con su banda Más birras, pero una vida algo inestable y la adicción a la heroína hace que todo se pare. Es entonces cuando emprende un viaje vital a Argentina, buscando esa inspiración que ordene su vida. Allí se encuentra con Don Carlos Carbajal, un cantautor de folclore argentino que, pese a ser el autor de grandes canciones del país, vive una vida que raya la absoluta pobreza. Juntos emprenden un viaje de sabiduría. Mauricio como una especie de padawane que quiere entenderlo todo. Don Carlos como ese maestro que todo lo sabe y que vuelve a sentirse útil e importante una vez más.
La película busca, en su base, ahondar en esa cultura poco conocida del interior de Argentina. En esa música tan bella y única que, desgraciadamente, no tiene impacto a nivel comercial. Sin embargo, Javier Macipe decide no apostarlo todo aquí, sino que quiere innovar en el formato y narrar la historia de una forma metacinematográfica. La propia película no solo va sobre la historia de Mauricio y Don Carlos, la obra va sobre sí misma. Javier rompe la cuarta pared desde el primer minuto, enseñando un plano detalle del propio guión que explica la secuencia que se está viendo.
Mauricio (un fantástico Pepe Lorente) es consciente, por momentos, de la ficción. Habla con los personajes y con el espectador. Juega en ese realismo mágico que hace que todo se multiplique por mil. Que la obra se magnifique conforme el metraje avanza. Una narrativa fresca y novedosa. Original y maravillosa. Una película que se convierte en una especie de juego de muñecas rusas, de matrioska. Difícil de realizar, pero con un resultado tan bello como único.
Una obra dulce y con toques amables y bellos, de esa cercanía familiar que hace que, como espectador, nada más salir de la sala, desees volver a entrar y ver la película con alguien más. La estrella azul es una película tan original como necesaria. Da un respiro y demuestra el talento que hay en este país. No solo el de Mauricio con su rockandroll, también el de Javier Macipe, con su narrativa.