Cartelera Turia

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(3) LIBERTAD, de Clara Roquet. El discreto encanto de la burguesía.

El discreto encanto de la burguesía
(3) LIBERTAD, de Clara Roquet.

De un tiempo a esta parte estamos asistiendo al resurgir de un cine dirigido por mujeres que aportan una mirada singular a diversos temas. La valenciana Lucía Alemany lo hacía hace dos años con la estupenda La Inocencia (Premio Turia 2020) y lo termina de hacer Clara Roquet. Sorprende la madurez con la que esta directora ha encarado su primera película. Debutar en cine nunca fue fácil, pero hacerlo de una forma tan cerebral y arriesgada tiene doble mérito.

Libertad es un film de gran influencia francesa. No es casualidad que estuviera en la Semana de la Crítica de Cannes. La adolescencia, las relaciones de clase y la incomunicación familiar son asuntos que aborda con maestría. Vemos una influencia rohmeriana en el tratamiento de los personajes adolescentes, en las relaciones de clase está presente el implacable Claude Chabrol y en la incomunicación vemos la mano de Antonioni. El relato de Roquet no es un acercamiento naturalista, todo está elaborado a la medida de sus objetivos. La cámara está agazapada detrás de la mirada de la joven Nora en el verano que le va a abrir los ojos sobre el estado de las cosas en su entorno. Huye de una historia clásica de la adolescencia (sexo, amor, drogas, alcohol) y se centra en las relaciones de incomunicación entre madre-hija y el muro separador y arrollador de las relaciones de clase con la empleada doméstica y su joven hija, Libertad. Y lo hace asentada en un magnífico coro de actrices como Nora Navas que encarna a la perfección a esa madre que guarda las apariencias y que trata de mantener en pie su status social proyectándolo hacia su hija Nora. ”Pareces una cualquiera”, le llega a decir. “Igual soy una cualquiera, le contesta”.

Los dos pilares de la película son dos actrices adolescentes que sorprenden por su madurez interpretativa. No es lo mismo decir que mostrar. Y los silencios son tan elocuentes como las palabras y los gestos. María Morera interpreta a esa joven tímida y silenciosa que se aburre. El aburrimiento de la burguesía es otro tema apasionante que también está presente en el film . Hacen muchas cosas, pero pocas les divierten. El detonante del conflicto, el catalizador, es la joven Libertad, otra adolescente con mucha calle recién llegada de Colombia, hija de Rosana, la empleada del hogar. Con ella llegó el conflicto, casi una revolución interna que va hacer saltar por los aires el statu quo. Por supuesto, hablamos siempre desde la sutilidad de las relaciones sociales. La joven Nicolle García sorprende por su naturalidad, belleza y aplomo ante la cámara. Todo un futuro de cine por delante. Y luego está Rosana (Carol Hurtado) que es la piedra angular, el pegamento que mantiene a la familia unida y que como tantas mujeres latinas abandonaron su casa para conseguir una vida mejor. Y siendo el alma de esa familia, es la peor tratada de todas. La gran Vicky Peña interpreta a Ángela, esa abuela con alzheimer que es la memoria viviente de lo que algún día fue una familia en una casa con muchas goteras y humedades.

El resultado final es una obra de gran madurez creativa, una mirada singular de la adolescencia. Sin duda, la revelación cinematográfica del año y que va a dar mucho que hablar.

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