Cartelera Turia

(3) THE QUIET GIRL, de Colm Bairead. Conocer la vida.

JAVIER BERGANZA: El silencio como respuesta. La incomprensión ante una familia que no cuida. Celos, afrentas y más silencios por parte de la figura materna quién, sin duda, parece más una máquina de crear bebés que una madre. Un padre alcohólico y brusco que araña con cada frase. Tres hermanas mayores que se avergüenzan y se pasean por la edad del pavo haciendo que Cait (Catherine Clinch) se sienta aún más sola. Las cosas fuera de casa tampoco van bien. Sin amistades en el colegio, con severos problemas para la lectura. Nada parece un paisaje agradable en la vida de una niña de 9 años que no sabe lo que es vivir.

Bajo esa grisáceo horizonte, bajo una realidad que asusta, Cait se encuentra con un gesto que parece rechazar pero que termina haciéndole crecer. Casi deshaciéndose de ella, sus padres, con falta de dinero, deciden enviarla con unos familiares para pasar el verano. Aquí Cait empieza a encontrar la vida que merece. El comienzo es complicado, como todos. La figura paterna de esta nueva familia también es distante con ella. Únicamente encuentra apoyo en Eibhlín (Carrie Crowley) una mujer con un instinto materno tan patente que solo tratar de cuidar y facilitar una vida que intuye no ha sido fácil.

De esto va The quiet girl. De esa sencillez y complejidad de la vida. De querer querer y querer cuidar. De que con el amor y el cariño todo es más fácil. Cait comienza a crecer como ser humano, comienza a sentir algo distinto al rechazo y al miedo por primera vez en 9 años. Comienza a tener confianza en si misma y a sentirse útil.

Colm Batread apuntilla todo en dos puntos de vista distintos. Durante toda esta primera parte donde Cait comparte su estancia con su familia biológica, la luz es más fría. Todo es desaturado y los grises y los contraluces el pan de cada secuencia. En las partes externas a la casa la luz es algo más cálida y brillante, dando a entender dónde está el problema de la protagonista. En la segunda parte, cuando Cait viaja a casa de sus tíos segundos, todo se transforma. La calidez de la luz toma las riendas y ocupa una narración mucho más comprometida, menos aséptica. La posición de la cámara también va evolucionando. Arranca con planos más generales y, poco a poco, va cerrando la escala. La cámara, al igual que Cait, va cogiendo confianza, va acercándose a los personajes.

 

Una película dulce, con unos personajes muy interesantes. La labor de Catherine Clinch es inmensa para su corta edad, y la profundidad de sus tíos agranda una historia que corría el riesgo de quedarse algo lejos. En aspectos por mejorar quizá queda esa sinrazón de los padres biológicos de Cait, nunca se llegan a deducir los motivos de su comportamiento, el cual se queda en malo solo porque sí. A veces la vida trabaja de ese modo y no podemos encontrar motivos para las injusticias, pero analizando la película, resulta casi una excusa para que todo avance, tenga sentido, y sientas pena por una niña tratada de modo injusto. Por una niña que, con nueve años de edad, aún no conoce la vida.

(3) THE QUIET GIRL, de Colm Bairead. Conocer la vida.

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