Cartelera Turia

(4) CRÍTICA ALCARRÀS, de Carla Simón: LA EVOLUCION Y SUS CONTRADICCIONES

LAURA PÉREZ GÓMEZ: Poco se puede añadir a lo ya dicho y escrito sobre Alcarràs, el segundo largometraje que firma Carla Simón. Tras lograr el histórico Oso de Oro en la pasada Berlinale, la de Simón ha conseguido el aplauso unánime de crítica, y espera llenar salas en su próximo estreno en cines y convertirse así en todo un evento cinematográfico de nuestro cine que dé un poco de aliento a la vapuleada taquilla. Un evento que ya es, porque Alcarràs contiene muchos ingredientes que hacen de ésta una película única y muy especial para sumergirte en la gran pantalla.

Tras su debut en 2017 con Estiu, 1993, ganadora de numerosos premios y adorada por crítica y público, la directora catalana confirma su especial sensibilidad para contar esas pequeñas historias que a la vez son tan universales, cuyo núcleo central es la familia y en gran medida, la mirada limpia de los más jóvenes. Sus relatos ocurren en verano, y seguramente no es baladí, puesto que en época estival es cuando se cierran los ciclos a la espera de los siguientes, cuando todo fluye de manera pausada y más natural. Y Alcarràs es pura naturalidad, es realismo bañado de belleza sin filtros, es la vida misma pasando ante la cámara. En este caso es la vida de la familia Solé, agricultores de varias generaciones que ven como su presente y futuro es arrastrado por las máquinas excavadoras que levantarán sus campos de melocotones para que una gran empresa instale placas solares. Toda su vida pasa ante sus ojos, y nosotros como espectadores observamos cuales vecinos cotillas cómo gestionan la situación cada uno de sus miembros, con la perfecta precisión con la que la directora dirige el punto de vista en todos ellos para que entendamos la coralidad de su relato. Desde la culpa del abuelo, la impotencia del padre, el hartazgo de las mujeres y las dudas existenciales propias de las nuevas generaciones. Para contarnos esta historia, que le toca muy de cerca, Simón escoge intérpretes no profesionales, con el riesgo que ello conlleva a la hora de encarar ciertas escenas que sí denotan cierta impostura que la aleja de la naturalidad que seguramente la cineasta estaba buscando. Más allá de esas pequeñas costuras que se aprecian en algunos momentos quizá demasiado medidos, Alcarràs acierta en las decisiones importantes y la narración fluye a la perfección gracias a un guion magistralmente hilado. Especialmente en lo que cuenta (que es mucho) y cómo lo hace, en lo que no muestra, pero sugiere, en los gestos, los detalles cotidianos de esa familia que bien podría ser la nuestra, con sus contradicciones -tradición vs progreso-, sus errores –desatender las necesidades reales de los suyos-, pero sin olvidar el amor que entre ellos se prodigan. Porque al final, esta película es un acto de amor a la tierra y a las raíces que crecen en ella.

(4) CRÍTICA ALCARRÀS, de Carla Simón: LA EVOLUCION Y SUS CONTRADICCIONES

TEATRE TALÍA

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