Cartelera Turia

ADIÓS IDIOTAS, de Albert Dupontel.Una enferma terminal, un suicida y un ciego

El inicio de esta película es trepidante y muy prometedor. El primer acto de presentación inicia con una narración partida de los dos protagonistas. Dos personajes que parecen ser muy distintos, pero que en realidad comparten muchas cosas. Montaje en paralelo para enseñarnos quiénes son, qué necesidades tienen y cómo se sienten. Con una dosis de humor fácil y previsible, aunque funcional, “Adiós, idiotas” nos presenta a Suze Trappet (Virginie Efira) y Jean-Baptiste Cuchas (Albert Dupontel) quiénes se dan cuenta de que su tiempo útil termina y quieren cerrarlo todo, aunque de maneras distintas. Este prometedor inicio va diluyéndose poco a poco con forme avanza la trama. Vertiendo al guion de casualidades que se aligeran por el tono de la película, pero que no dejan de ser motivos poco válidos para inyectarle energía a lo que ocurre. Casi toda la trama se apoya en elementos casuales para seguir avanzando y resolver las encrucijadas. El propio señor Cuchas, interpretado por el director, es un “deus ex machina” andante. Un informático con la capacidad de resolverlo absolutamente todo con su portátil. Sorprende que no trabaje para la CIA, vistas sus capacidades.

Los diálogos funcionan debidamente, con réplicas y contra réplicas muy dignas, típicas de la comedia francesa. La incorporación del señor Blin (Nicolás Marié) aporta algo más de juego, generando secuencias ligeras y divertidas, aunque el chiste acaba estirándose demasiado, llegando a ser algo pesado. La fotografía destaca, aunque quizá está algo forzada. Uso de luces cálidas y contrastes altos que generan imágenes muy bellas. Es cierto que la propia película se queda ahí, no sabiendo salir de los tonos naranjas y azules, pero aporta cierto estilo y cierta clase. Quizá, en ciertos momentos, haría falta algo menos de intenciones por parte del director de foto, Alexis Kavyrchine, quién parece querer decir todo el tiempo que está ahí presente.

El cierre de la historia es interesante, aunque su secuencia final está demasiada alargada. Generando casi hastío por el hecho de alargar el tiempo interno de la misma. Parece que lo que va a ocurrir no vaya a hacerlo jamás, rompiendo una vez más la suspensión de incredulidad.

En definitiva, una película con toques muy interesantes, sobre todo en su inicio, que no sabe terminar del todo. Una premisa que funciona, con dos personajes distintos que terminan necesitándose, pero que no sabe ser alimentada por el propio guion. Una opción más que funciona bien como película familiar, pero que no logrará que nadie salga de la sala aplaudiendo.

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