Cartelera Turia

ANTES DEL AMANECER “Prima vera”

Observo desde la puerta del teatro la desaparición de las aceras y parte de la calle. Todos tienen prisa en ocupar los centímetros libres del suelo urbano, pintando cada rincón de un cuadro vivo. Parece una nueva forma de expresar el «horror vacui», el miedo al vacío.

Espero la llegada de mis amigas. Hemos elegido celebrar nuestro reencuentro brindando por la cultura. Todavía resuenan en mis oídos las pisadas furtivas de algún vecino en busca de alimentos y lejía.

El confinamiento vació las plazas de personas y llenó las casas de convivientes protegidos del enemigo común. Este paréntesis temporal en el que nos encerró la pandemia abre ahora el arco final y deja que la luz comience a acariciar a cualquier ser vivo que se asome. Y la vida vuelve protegida por la mascarilla y los abrazos que no se dan.

Los comercios nos seducen, y las terrazas se conquistan. Da gusto sentir la primavera como si realmente fuera la primera vez.

Vuelvo al Talía que me acoge desde sus casi cien años. Su nombre significa “florecer”. Una preciosa alegoría al momento que vivimos.

Vuelvo al teatro por fin, pero no vuelvo la misma. Ni quiero.

Han ocurrido cosas terribles en un pasado tan reciente que aún es presente. Pero no me siento víctima.

Elijo ser superviviviente y me hago sujeto de mi historia, no víctima. Y Cyrulnik me aplaude mientras reescribe unas notas sobre la resiliencia en tiempos de pandemia (creo que es para el próximo discurso de Emmanuel Macron).

El vetusto y señorial Talía guarda el alma de la diosa que lo nombra. Nunca lo ví tan bonito. Nunca  sentí tanta fascinación en el ceremonial previo a la función.

Hoy, cinco magníficas mujeres y su directora nos hablarán de un tema universal, el amor. Desde la igualdad, la sabiduria, la inteligencia, la libertad y el mejor humor. Estoy ansiosa por asistir a la puesta de escena de una obra de María de Zayas con más de 300 años que parece, ¡aún!, futurista.

Mis amigas saludan en medio del bullicio hasta que consigo distinguirlas. Nosotras también somos cinco y nos multiplicamos al tocarnos. Los diques de la distancia caen por fin y damos rienda suelta a todo el cariño acumulado tras las pantallas en estos meses.

Con una expectación insólita presenciamos la magia de la escena iluminada ténuamente. Nos cogemos las manos en una complicidad clandestina que grita lo que nuestras voces no pueden decir.

Cuando los aplausos se resisten a dejar la sala, nos reconocemos en las miradas por encima de las mascarillas. La obra proclama la amistad entre mujeres por encima de todas las trampas. Nos sentimos nombradas en las actrices que la pregonan.

Y anunciamos la vida ante el cielo que oscurece mientras hablamos de nuestros proyectos. En la mesa de la plaza del Tossal chocan las copas y las risas.

Hoy ya es el mañana que tanto soñamos.

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