Cartelera Turia

Arte y sexualidad en la Europa de entreguerras, en el IVAM.Una babel hedonista

“¡Eran más modernos que nosotros!”, exclama una visitante ante el transgresor mosaico de obras y documentos de esta sorprendente muestra compuesta por Juan Vicente Aliaga. Razón no le falta a la espectadora. La muestra, que podría considerarse uno de los últimos legados del buen hacer del antiguo director del museo García Cortés, reúne todos los elementos didácticos y documentales necesarios para instruir y sorprender al visitante sobre el universo de desorden moral de la Europa de entreguerras. Cuerpos desnudos, erotismo, transgresión, y personajes claves en la transformación mental de los europeos. Un canon de modernidad antes de la gran masacre. Bisexuales, lesbianas, trans, gais…Liberados, muchos corrompidos. A años luz de la santurronería moral y segregadora de final del siglo XX. El semen, sudor y sangre de Georges Bataille, los ojos de lince de Antonin Artaud y su caminar por el lado salvaje palpitan en el espíritu de esta exposición. Los tiempos irrepetibles de la República de Weimar.

“Berlín se convirtió en el Babel del mundo. Bares, locales de diversión y tabernas crecían como setas (…) y en bares penumbrosos se veía a secretarios de Estado y a importantes financieros cortejando sin recato a marineros borrachos”. Estas palabras, escritas en 1942, que podrían haber salido de la boca de Jean Genet, son del austriaco Stephan Zweig, citadas en un texto de Annelie Lutgens. Y es una babel de imágenes impactantes con las que se enfrenta el visitante, comenzando con las fotos de Gleeden, Galdi y Pluschow, el magnífico lienzo de Pechstein o la obra de Vaqnessa Beil de 1916,  y abriendo boca una reproducción colosal de la famosa y anónima foto de Oscar Wilde junto  a su amante y condenación Alfred Douglas. Hay una exuberancia femenina en las obras y piezas expuestas y seleccionadas con mimo para crear el ambiente apropiado, de bar penumbroso, de olor a sexo entre las sábanas.

Además de las piezas porno de Duncan Grant y la obra de Vera Petrovna junto a una frase de la Woolf, el amante de la pintura de entreguerras alucinará con la obra de George Grosz y su colosal Mand und frau, de 1926. Un cuadro que parece salido de la cámara secreta de algún sicópata sexual. La disipación de la República de Weimar, la juerga interminable tras la carnicería de la Gran Guerra que acabó mal, se convertía en puro morbo con la obra de Rudolf Schilichter. Se echan de menos las traducciones del título alemán de algunas obras.

Un desfile de fantasmas de la vanguardia como Picabia, Dalí, Masson y Cocteau. Una obra de  Tamara de Lampicka reina en una esquina con toda su potencia liberadora y feminista. El gran Brassai y su mundo inexplicable y las obras de la pionera y heroína Colette. Y tras un cristal, una foto impagable, en blanco y negro y muy antigua, de dos mujeres y amantes de armas tomar, Gertrude Stein y Alice B. Toklas.

La babel hedonista que describe Zweig fue como una montaña de ansiedades que se despeñó por una sima infernal. Se rompió el espejismo y apareció el gran monstruo Hitler en 1933. Esa fue una película que acabó mal. El final de la exposición resulta algo confuso. El cambio radical hacia las dictaduras feroces y reaccionarias esta descrito con grandes fotos de las esculturas del nazismo y del estalinismo. En ese sentido, resulta casi cómica la foto del viejo Stalin colgada en una de las columnas al final de tan colorista y liberador recorrido. Es como cuando, después de la fiesta, con todos y todas por el suelo, entre vasos y botellas rotas, aparecía el padre y dueño de la casa y echaba a todos. Esta interesante exposición demuestra que el legado liberador de aquellos artistas y creadores, ha pervivido a la barbarie del pasado siglo y sus obras aparecen ahora ante nuestros ojos preñadas de modernidad. Aquel de-orden moral era un heraldo futurista para el presente.

Arte y sexualidad en la Europa de entreguerras, en el IVAM.Una babel hedonista

Los Europeos, de Víctor García León

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