Cortometrajista multipremiado, Premio Goya y Premio Gaudí, Lluís Quílez nos sorprende con un adrenalítico thriller que nos da una excelente señal del nivel técnico y narrativo al que están llegando algunas producciones españolas. Con un sólido guión escrito, mano a mano, con Fernando Navarro, la película nos sumerge en una fría noche de invierno. Un furgón policial que traslada un grupo de presos es asaltado. Martín, el conductor (Javier Gutiérrez), se atrinchera durante toda la noche para repeler el ataque. El principal valor de este thriller es su capacidad por atraparnos en una espiral narrativa que huye de lo evidente, gestiona bien la información y nos mete en la piel de los personajes. Que nadie se piense que va a ver el típico thriller mil veces visto. Como digo, su principal atractivo es que no sabemos lo que está pasando hasta que todas las piezas están encima de la mesa. Mientras tanto, Quílez juega con nosotros y nos lleva por una montaña rusa de emociones hasta que se destapa la carta final. A nivel técnico me gustaría destacar la parte de “acción” poco habitual en el cine español. No es fácil rodar acción y hacerlo bien. Y a todo lo anterior hay que añadir unas excelentes interpretaciones de Javier Gutiérrez, Karra Elejalde y Patrick Criado. Algunos analistas ya hablan de una edad de oro del thriller español, y no les falta razón. La película ha sido la Top1 a nivel internacional en Netflix y catapulta la imagen del cine español en todo el mundo. No nos extrañaría ver a Lluís Quílez algún día en Hollywood. Estupendo entretenimiento para estos tiempos pandémicos.