El cine me sigue dando sorpresas. Siempre intento aislarme a la hora de hacer una crítica porque muchas veces el lanzamiento y la campaña de marketing no coinciden con el contenido del film. Esto me ha pasado con Benedetta. He visto un film eminentemente místico, histórico y religioso. Hay relaciones lésbicas y despelotes, pero no es un film irreverente. Se trata de una adaptación de Inmodest Acts: The Life of a Lesbian Nun in Renaissance Italy, de Judith C. Brown que aborda la homosexualidad en un convento.
La película conecta con una tradición de mujeres santas-como Santa Teresa de Jesús-que narran su éxtasis en la unión con Jesucristo.Y Paul Verhoeven aprovecha esta historia para reflejar una época donde los curas tenían hijos y amantes (primera aparición del representante del Papa con una sirvienta embarazada), los padres metían a sus hijas en conventos previo pago (los hijos solían ser militares) y allí entregaban su vida a Dios entre cuatro paredes. En este contexto del renacimiento italiano, en una sociedad destinada a la salvación de las almas, sor Benedetta descubre su cuerpo y el de la joven novicia. Si Santa Teresa tenía éxtasis con ella misma, Benedetta lo tiene con su amiga y con la ayuda de una estatuilla reconvertida en consolador.
Verhoeven demuestra su habilidad para conducirnos por el drama, pasando por el thriller o el terror y con algunas pinceladas que recuerdan a Luis Buñuel. Pero más allá de eso Verhoeven hace un alegato contra el puritanismo.La condena de los cuerpos es una traslación de la represión de la mujer por motivos religiosos o de otra índole (falda por debajo de las rodillas y sin escote que se sigue diciendo en algunos colegios). Y a eso apela Verhoeven, a acabar con esa nueva Santa Inquisición que pretende marcar las normas morales de las mujeres. Un discurso puritano centrado en el sexo del que no es ajena la izquierda y la derecha. La magnética Virginie Efira nos convence en un papel complicado (los desnudos siempre son delicados en el cine), complementado por la siempre maravillosa, Charlotte Rampling y el odioso cardenal interpretado por Lambert Wilson.
En definitiva, Benedetta es una película seria y al mismo tiempo provocadora contra el actual puritanismo y la corrección política actual. De visión obligada.