Los días de Berlinale llegan a su fin y la Turia ya ha vuelto a la calle Milagro, desde donde escribo estas líneas. El cansancio no ha podido conmigo y he sido fiel a cada una de las películas de Sección Oficial que se presentaban durante los últimos días. Aunque la decepción iba in crescendo, solo nos alegraron las últimas horas en Berlín un par de producciones; diferentes al resto y diferentes entre sí. Me refiero a la española Searching for Óscar, y a la rumana Touch me not.
En la Berlinale tengo la sensación de que hay días temáticos. Como comentaba en anteriores artículos, hubo sesiones de historia contemporánea gracias a algunos filmes. Tambien hubo jornadas de historias de personajes reales o biopics. Y mi penúltimo día en Alemania se cerró con dos películas decepcionantes, prometían una cosa y nos ofrecían otra. Decepcionó en general la alemana (eternamente larga) de My brother’s name is Robert and he is an idiot, y la esperada última azaña de Soderbergh, Unsane (fuera de competición). De esta última, con su aspecto de telefilme barato (fue rodada durante solo siete días con un iPhone), apenas se puede destacar el gran trabajo de la actriz protagonista, Claire Foy, pues la película deriva en una especie de psico thriller cuyo guion, que juega a la realidad y la ficción que deriva de la locura, no se sustenta hasta tal punto que provocó más de una carcajada en la sala. Incluso se ha llegado a comentar de que es un plagio de un relato de García Márquez, “Solo vine a hablar por telefono”. Hilando fino.
Un valenciano en la Semana de la Crítica
El título de esta crónica viene al caso por la única película española que vi en Berlín, incluida en la Semana de la Crítica. Ya comenté que intentaría no perderme el documental Searching for Óscar, que dirige el canario Octavio Guerra y protagoniza el crítico-personaje Óscar Peyrou. Fuimos al pase en unos cines alternativos de la ciudad, con una sala bastante repleta y cuya proyección tuvo un coloquio posterior. Como decía, este divertido documental explora la figura del Peyrou, periodista argentino que muchos conocemos ya que reside en Valencia y es el delegado de FIPRESCI en Madrid. Searching for Óscar “destapa” con humor y mucho descaro ese ya-no-tan mito de que los críticos de cine no ven la películas que luego comentan, y que muchos van a los festivales de turismo y buffet libre. Peyrou, con su peculiar caracter y aspecto de hombre sereno -aunque seguramente haya mucho de ficción-, es tan peculiar que no pude evitar acordarme de cuando Woody Allen rodó una película siendo un director ciego en “Un final madre in Hollywood”; y más aún cuando conocemos que Óscar tampoco ve demasiado. Una vida cómoda de viajes a festivales internacionales que tienen lugar en lugares exóticos, en los que Óscar apenas pisa las salas, pues segura que él hace la crítica solo con ver el cartel. Pone de manifiesto que eso -en realidad- sí puede hacerse, y para muestra un botón. De alguna manera, esta desfachatez con la que el periodista reconoce no pegar palo al agua en los certámenes podría sentar mal a algunos e incluso se juega alguna futura invitación a los que aparecen, pero la película está hecha con humor, sorna y mucho cariño, así que logra que se le perdone. Del hombre al mito. Le vemos, maleta en mano, pasearse por las calles de Donosti, Chicago, Las Palmas, y también Valencia, con algunas secuencias finales como invitado en el Cinema Jove de 2016. Si bien es cierto que le discurso se agota hacia el final -la película podría haber sido perfectamente un mediometraje-, pues la comicidad del comienzo se diluye cuando si conocemos el personaje y el espectador ya sabe de antemano lo que el protagonista va a decir o cómo va a reaccionar. Además de conocer la figura de Peyrou, el documental habla también de la profesión de crítico -para bien y para mal-, de la objetividad del periodismo y tambien de la soledad de una vida que consiste en ir de un lado a otro, sin apenas parar por casa. Para los más cinéfilos y aficionados a los festivales de cine. Creo que incluso el protagonista se quedó a verla hasta el final.
Aunque parezca un documental, y no lo es, Touch me not fue una grata sorpresa en la Sección Oficial. Una rareza magnífica que dirige una joven Adina Pintilie. Nos presenta a una mujer madura en una especie de terapia personal, en la que relata a cámara sus fobias, sus complejos y sus avances en el tratamiento. Tras esa cámara estamos nosotros y su directora, quien también aparece en el film. Touch me not es desgarradora, dura y en cierto modo tierna, y está narrada sin complejos, paradójicamente. Habla -y muestra- sexo y carne sin tapujos, cuerpos desnudos -bellos y tonificados, deformes, viejos, cuerpos extraños…-. Un intenso viaje a la intimidad, a la esencia del ser humano -y a su piel-, que pone de manifiesto la fragilidad del mismo, y a su vez la fortaleza a la hora de superar nuestros miedos y aceptar nuestra sexualidad. Una apuesta compleja en la Oficial de la Berlinale, que no dejará a nadie indiferente.
Laura Pérez Gómez