ABELARDO MUÑOZ: Los cuadros de Paul Klee lucían en la Fundación Joan Miró del Parc de Montjuïc de Barcelona y el dibujante Calpurnio moría en Valencia con tan solo 63 años. Visitaba la exposición del extraordinario y extraterrestre suizo cuando maldije este mundo al enterarme de la muerte de mi amigo Calpurnio. Ambos artistas, el primero un gigante del arte abstracto de todos los tiempos y el segundo un historietista maravilloso y de una humanidad y humor grandísimos, tenían algo en común. Les unía una raya de lápiz. Un siglo de disidencia creativa y un amor por el arte irónico y sencillo, minimalista y breve, radical como un precipicio romántico y sobre todo divertido. Un arte sarcástico, un relato alternativo a la aburrida realidad figurativa. Me disponía, queridos lectores y lectoras, a hacer un panegírico de mi artista preferido, el suizo cuya producción en los años veinte del siglo pasado constituye un ejemplo de la hermosura pictórica sin aspavientos y un referente del anti figurativismo que lastró el arte tanto tiempo, ese realismo prosaico, esencia del arte conservador y fastuoso de salón burgués, de Sorolla a Ribera. Más allá del revolucionario Picasso, Klee ha sido siempre mi auténtico héroe. La librería Viridiana, del pasaje Artis, vendía sus litografías exquisitas. Senecio y sobre todo El funambulista observaban desde la pared del salón nuestras reuniones clandestinas de la oposición comunista. Era un camarada más, el bueno de Klee. Líneas estrictas, colores furiosos, rayas, y triángulos y círculos, ojos voladores y flechas sin rumbo, ciudades espectrales, como un jardín de las delicias del futuro. La obra del suizo, que se pronuncia Klé, forma parte del espíritu de rebeldía de toda una generación. En la exposición de Barcelona y ante un cuadro magnifico titulado Paisaje con zahorí, de 1923, en el que se ve a uno de sus personajes, rodeado de luces y puntos luminosos de un cromatismo sicodélico, comprendí mi fascinación por ese pintor de monigotes imposibles, irónico hasta el desespero, y en eso igual que Calpurnio. No tuve ocasión de conocer a Klee, que murió joven, como todos los grandes, pero si a Calpurnio Pisón, al que puedo considerar un amigo que siempre admiré. A diferencia de la generación de la línea clara de valencianos aplicados, todos muy buenos, el maño de valenciana adopción que fue Calpurnio trabajó un arte minimalista y sencillo que se basaba en las rayas cruzadas y las esferas sin rostro. Su personaje, el vaquero Kuttlas, pasará a la historia como la quintaesencia del dibujo que basa su expresividad en el movimiento y en el laconismo de las pocas palabras. Como Klee, Calpurnio se acercaba al universo de la simplicidad infantil. Klee y su gran amigo Kandinsky, basaban su arte en la admiración por las culturas africanas y mandingas del sur, los tótems y los fantoches del sincretismo brujeril, poseían ambos ese aire infantil de pintor de monigotes que destilaba una humanidad desbordante, como los palotes de Calpurnio. Ese estilo sencillo y poco elaborado puede parecer frio pero no lo es; Klee fue un pintor de sueños y pesadillas; un mago de los colores sin más propósito que deleitar la mirada extraviada del hombre contemporáneo, agobiado por la pestilente cultura de lo evidente, lo prosaico, los rutinario. Klee, como Calpurnio, cada uno en lo suyo, se salían completamente del guión. El zaragozano y yo jamás hablamos de Klee, nos veíamos en los ochenta por lo locales nocturnos de moda, La Marcha, Tatuaje, La Torna, con música de Simple Minds y los Talking Heads, y compartíamos unas copas hablando de literatura y de arte. Y sin embargo tengo para mí que Calpurnio también admiraba a Klee tanto como yo. Ahora, ambos están en el parnaso de esos creadores que nos hacen soportable la vida. Para mi sorpresa he descubierto entre mis papeles un poema inédito que le dediqué en 2011 tras visitar su exposición en el Centro Cultural de Octubre. Reproduzco en su memoria una parte que rezaba así:
Calpurnio, hijastro cabal, de Antonin Artaud, de Lorca, primo hermano/ La luna sangrienta/de enero/Se coló/En el espectáculo.
Larvas,capullos,círculos/líneas/Ondulación/Percusión/Belleza/De la/utilización del color./Cosa curiosa/Paul Klee, Steve Reich y Vassili Kandinsky/Bailaban/Una polka/Aquella noche de enero/En el alma/ Del artista.
Descanse en paz el creador de fantasías que alegran la vida.