Cartelera Turia

CARTA DE UNA DESCONOCIDA, de Stefan Zweig. Teatro Talía. El amor callado

CARTA DE UNA DESCONOCIDA, de Stefan Zweig. Teatro Talía. El amor callado

La verdad es que el retrato que Zweig hace de esa mujer patéticamente obsesionada por un hombre desde su más temprana adolescencia es terriblemente conmovedor. Quizá por ello el relato ha atraído a muchos directores cinematográficos y  teatrales que se han atrevido a contar la historia a su manera, comenzando por Max Ophuls, que en 1948, contando con una excelente Joan Fontaine, nos fascinó con su luminosa pintura de la Viena de comienzos de siglo XX. Todos sabemos, claro, que una cumbre del séptimo arte como esa es difícilmente superable; lo intentó en China Xu Jinglei (Carta de una mujer desconocida) que obtuvo en 2004 la Concha de Plata al Mejor Director en el Festival de San Sebastián. Y lo han intentado también, recientemente, otros creadores desde la escena, así en España como en Colombia. Ninguno, creo yo, alcanza la excelencia de esta versión dirigida por Fernando Soler y adaptada e interpretada por Rossana Martínez, que compone un personaje lleno de matices y emotividad, con sobriedad y exquisitez formal. Soler consigue una puesta en escena intimista, emotiva, que evita lo previsible (papel y pluma) y que centra el foco de la acción en el relato, en la voz, la gestualidad, la expresión contenida y al tiempo natural de una actriz como Rossana Martínez en estado de gracia, al punto de que durante toda la representación el público, sumamente atento, inmerso en una atmósfera sutil de recogimiento y delicadeza, irrumpió gozoso en un largo aplauso tras la caída del telón. Teatro de la palabra, sí, pero también teatro que cimenta su atractivo en la sencillez y eficacia de a dirección escénica y, sobre todo, en la brillantez de la interpretación.

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