ÁLEX SERRANO: Mi madre tiene un grupo de amigas, un círculo de apoyo y cariño, de esas que ves en las películas y, descreído de ti, crees que es una idealización imposible. Me siento afortunado por todos y cada uno de los lectores que dedican un rato a leer esta sección de la Turia, pero me emociona cuando Fina, acérrima de la Turia, avisa a mi madre de que ha salido un artículo mío para que vaya al kiosco y compre una copia de la cartelera. Mi madre, Fina y Lucía se plantaron en La Nau para verme charlar con Peter Bagge, aunque nunca han leído ni un número de “Odio”. Cuando salió “María la Jabalina” (Astiberri), Fina se las llevó a Futurama y les regaló un ejemplar a cada una. Algunos se pasan los días añorando el tebeo popular y echando pestes de la “novela gráfica”. Mientras tanto, Cristina Durán y Miguel Ángel Giner han vuelto a publicar un cómic capaz de emocionar a casi todo el mundo como quien se levanta por la mañana y se prepara un café.
Cristina ha conseguido algo dificilísimo como es conseguir que cualquier historia funcione sin que ella tenga que renunciar a su identidad. Su estilo icónico, como de estampa románica, fluye para contar pequeñas historias personales, fenómenos sociales o hitos históricos sin forzar la máquina ni generar extrañeza. Como ya ocurrió con el “Doña Concha” de Carla Berrocal y con tantas otras historias, ha tenido que ser el cómic quien recupere la memoria de una figura injustamente olvidada. María la Jabalina, enfermera, obrera y militante, se convirtió a sus 25 años en la última mujer en ser ejecutada por la dictadura franquista en el conocido como Paredón de España en Paterna.
Con una inigualable capacidad de síntesis y puesta en escena, Giner y Durán avanzan con paso firme por los primeros pasos del alzamiento contra el legítimo gobierno de la República, localizan el esfuerzo bélico del tejido industrial de Sagunto y consiguen retratar con brío los atropellos de un periodo que enfrentó a muerte a amigos y vecinos y permitió campar a sus anchas a desalmados de todos los colores. Todo lo que ocurre en “María la Jabalina” es un torrente de pasión e ideales que, indefectiblemente, desemboca en el lodazal de infamia y oscuridad que empantanó nuestro país durante cuatro décadas y que aún hoy, algunos se empeñan en cubrir con cal viva y desprecio.
“María la Jabalina” es una obra importante por lo que cuenta y cómo lo cuenta, por el respeto, el cariño y las horas de investigación y trabajo que destila. También por ser un cómic intachable que acerca el medio a cualquiera que tenga ganas e interés, sean comiqueros o no. La verdad, que Amparo, Fina y Lucía tengan un ejemplar en su casa vale mil veces más que la palabra de cualquier divulgador, incluido quien escribe estas líneas. Bravo por Cristina y Miguel Ángel. Bravo por María. Bravo por ellas.