Cartelera Turia

CRÍTICA CONCIERTO JOEL SARAKULA-16 TONELADAS.LA INCOMBUSTIBLE HERMANDAD DEL BAILE

La supresión de las limitaciones de aforo coincidía con la eliminación de las sillas y con una visita que invitaba al baile como pocas: Joel Sarakula, australiano afincado en la vieja Europa, adalid del soul funk más carnal y escorado hacia la música disco (los paralelismos con sus paisanos Bee Gees o Parcels son inevitables en más de una canción) visitaba la 16 Toneladas por segunda vez en menos de tres años. Y a excepción de un buen número de mascarillas que apenas pesaban, fue como si la pandemia nunca hubiera mediado entre ambos conciertos.

Un repertorio muy similar, prácticamente la misma banda (con la guitarra del enorme Lalo López, de Fundación Tony Manero, junto a la batería de su compañero Marc Beinages y el bajo de Leo Guateque, de Los Retrovisores) y el propio Sarakula al mando del teclado y la voz principal, con sus pantalones acampanados, su ceñida camisa estampada con miles de circulitos y sus enormes gafas, como si la década de los setenta reviviera en su propia estampa, pese a que él entonces ni siquiera había nacido (es del 82).

Una lección de clase y savoir faire que desató, y es que ya tocaba, la complicidad bailonga de casi toda la sala, y a la que se le perdona el innegable aroma a ejercicio de estilo porque tiene todo lo que se le puede y debe pedir a una propuesta de este calibre: sudor, entrega, excitación, incitación al meneo de caderas y un buen puñado de canciones que además muestran suficiente diversidad de coloraciones, ritmos y linajes como para no aburrir en ningún momento.

Foto:Juan A.Pardo

CRÍTICA CONCIERTO JOEL SARAKULA-16 TONELADAS.LA INCOMBUSTIBLE HERMANDAD DEL BAILE

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