CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA: Los Enemigos nos propinaron el concierto que nos habían prometido justo dos años antes y en la misma sala, en mayo de 2022. Cierto es que en marzo de 2021 visitaron La Mutant para presentar Bestieza (2020), uno de los mejores trabajos de toda su carrera – quién lo iba a decir, casi treinta años después de su irrupción y tras haberse despedido por primera vez a principios de los 2000 –, pero aquello no dejó de ser un voluntarioso sucedáneo: el cuarteto madrileño cumplió su parte, pero su música no nació para ser degustada por un público sentado, inmóvil y embozado por mascarillas. Inexpresivo. Congelado a la fuerza. Eso no es un concierto de rock, se mire como se mire. Aunque quizá sí sirva para la clásica, el pop de cámara, el dream pop o la música experimental.
Pero no para el rock malasañero, ahíto de alientos blues, de enroques pub rock y de envites powerpoperos, especialmente en este último disco que les generó la paradoja de ser por primera vez números uno en las listas de nuestro país justo cuando estábamos todos confinados y (todo hay que decirlo) en una época en la que la venta de discos es testimonial. Otra paradoja del destino. Con todo, la definitiva repesca de su concierto en la antigua Roxy supo a gloria, haciendo bueno aquel dicho que no hay mal que por bien no venga, no solo porque el cuarteto que integran Josele Santiago, Fino Oyonarte, Chema “Animal” Pérez y David Krahe esté espléndidamente engrasado, quizá en el mejor momento en directo de toda su carrera, sino también porque esta segunda visita les inspiró el rescate de un puñado de clásicos que se superpusieron a las (también) magníficas canciones de Bestieza (2020), al que ya no se vieron en la obligación de rendir honores de presentación al uso. “Yo, el rey”, “Complejo”, “Todo a cien” (creo que Nada, de 1999, se ha revalorizado con el tiempo) o “El gran calambre final” mostraron a una banda de cuatro músicos en plenitud de facultades, con los cincuenta tacos más que rebasados. Que duren mucho.