Cartelera Turia

CRÍTICA DE LLÉVAME HASTA EL CIELO, de Nacho A. Llorente.- Teatro Olympia

La verdad es que Lolita Flores y Luis Mottola se compenetran muy bien en el escenario. Ya lo demostraron con suficiencia en Prefiero que seamos amigos (2018, dirección de Tamzin Townsend), o en La fuerza del cariño (2019, dirección de Magüi Mira), y lo vuelven a confirmar ahora con esta comedia dirigida por Juan Carlos Rubio. Su autor, Nacho A. Llorente es un creador polifacético que igual ejerce de cantante en una big band que de periodista, coach o dramaturgo, y que, además, es un buen conocedor del cine de comedia americana, al estilo de esas cintas con Cary Grant y Katherine Herpburn donde él es siempre un tipo serio y apocado y ella una alocada y divertida dama, tal que aquí. El autor ha recurrido a una situación, el encierro no deseado en un ascensor, ya probada en el teatro en varias ocasiones (pienso en El coordinador, del chileno Benjamín Galemiri, o en Malsueño, de nuestro paisano Juan Luis Mira), aunque para el caso que nos ocupa casi que lo más próximo temáticamente es aquella canción de Luis Eduardo Aute significativamente titulada El ascensor. Como es comprensible, una acción tan circunscrita en tiempo y, sobre todo, espacio, no parece que ofrezca muchas posibilidades de juegos y variaciones; sin embargo, el autor se las ingenia con algún giro inesperado para que la trama se complique y el interés se mantenga. Y a ello contribuye notablemente la dirección de Juan Carlos Rubio, que no hace ascos a guiños (la pérdida del pendiente de Lola Flores) y referencias conocidas por el gran público. Y por supuesto, también hay que apuntar en el haber de la puesta en escena la actuación de ambos intérpretes, si bien la más destacable es la de la actriz, que confirma una vez más su gran capacidad y desenvoltura para el género cómico.

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