Siempre que se nos permita, intentamos recomendar desde estas páginas lo que creemos que va a gustar a todos aquellos adictos a las películas por fascículos; es decir, a las series de televisión. Pero no siempre vamos a tener la suerte de ponernos a ver productos destacables y, algunas veces, hace falta bajar al fango para analizar obras de las que desaconsejaremos su visionado. Con todas las series que nos llegan cada semana alguien debería sacrificarse por el equipo, y es que a este equipo de uno se le ha atragantado uno de los últimos shows más publicitados.
A estas alturas, ya habrán visto sus anuncios por todos lados, y es que, efectivamente, hablamos de Nasdrovia. Durante su aún corta trayectoria como plataforma moderna produciendo series, Movistar + había tenido un excelso cuidado por elegir qué obras albergar bajo su costoso manto. Sin ir más lejos, en estas páginas hemos escrito en infinidad de ocasiones acerca de lo sumamente interesantes que resultaban algunas de sus series recientes. Y es que no solo han acertado al acercarse al drama, sino que más de una vez han creado productos cómicos dignos de elogiar: véase Vergüenza o Mira lo que has hecho. Pero en un género tan difícil y personal como la comedia nadie puede confiarse, y no es tarea sencilla estar a la altura de las expectativas que el aficionado a las series de la plataforma pueda haber acumulado. Sea como sea, la última obra con la que comercialmente nos han bombardeado durante semanas ha resultado ser, como poco, muy decepcionante.
Nasdrovia nos presenta a una pareja de abogados a la que se le está a punto de echar la crisis de los cuarenta encima. Estuvieron casados entre ellos durante años y, ahora, ya divorciados, deciden dar el paso de dejar un trabajo que no los motiva y montar un restaurante de comida rusa junto a un excéntrico cocinero al que acaban de conocer. El problema es que, por casualidades del destino, el local acabará siendo frecuentado por sanguinarios miembros de la mafia rusa.
Hay series en las que quizá haya que ejecutar una minuciosa disección para saber en lo que fallan. En esta ocasión en concreto, no hacen falta expertos forenses para dilucidar en qué momento pereció la obra, y es que su propio humor fue el principal encargado de exterminarla en su nacimiento. Desde el primer momento, observamos por dónde van a ir los tiros, y las sensaciones no son buenas al descubrir que lo que nos depara es un “Ocho apellidos rusos” en el que los topicazos y el humor nada sutil van a marcar el camino. Un gran chiste cutre que se arrastra a lo largo de sus seis episodios y que provoca que cada uno de ellos se nos haga aún más pesado que el anterior. Y eso que no llegan a los treinta minutos de duración, pero la trama está tan mal desarrollada y los personajes son tan planos que la desidia del guion se termina apoderando inevitablemente también del espectador. Con una comedia de acción que no tiene ni lo uno ni lo otro, cuesta creer que los peces gordos de Movistar + hayan aprobado un proyecto tan a medio cocer como éste. Incomprensible y, por supuesto, nada recomendable. Menos mal que a un par de clics tenemos todo un mundo de series mucho mejores a nuestro alcance.