TINA GUILLEM: Tras el aplazamiento obligado por la pandemia, el 45 aniversario del asesinato de los abogados de Atocha se celebró finalmente el pasado 7 de mayo en el Auditorio Marcelino Camacho de Madrid. De la mano del único superviviente vivo de aquel brutal atentado, Alejandro Ruiz-Huertas, Presidente de la Fundación Abogados de Atocha, mujeres llegadas de todo el Estado recibieron el premio otorgado este año al Movimiento Democrático de Mujeres (MDM 1965-1985) “Por el importante papel desempeñado y su labor pionera en la gestación y en la movilización feministas en la clandestinidad, en el proceso de transición y en democracia hasta que se disolvió en 1985”.
Cristina Almeida condujo el acto de este 45 aniversario cargado de emociones, de reencuentros, de recuerdos de las compañeras que ya no están, de abrazos con sus hijas e hijos…
El MDM se fundó en Madrid en 1965. A pesar de las dificultades propias de una organización clandestina y la dispersión de las mujeres, relegadas al ámbito de lo doméstico impuesto por el franquismo, pronto consiguió extenderse a una veintena de provincias. En nuestra Comunidad inició su andadura en 1969.
Desde sus inicios fue una organización plural, de la que formaron parte mujeres de diversos orígenes sociales, ideológicos y culturales, con o sin compromiso partidista. Fue un movimiento feminista unitario. Su singularidad consistió en saber aunar la lucha por los derechos de las mujeres y la lucha contra la Dictadura. Feminismo y democracia fueron para el MDM dos caras de un mismo combate.
En 1967, confeccionó el primer programa de acción política feminista e inició la publicación mensual clandestina “La Mujer y la Lucha”. Su eslogan “SIN NOSOTRAS, IMPOSIBLE”, cubrió muros y pancartas, llenó panfletos, amplió mentes.
Durante su larga andadura clandestina, el MDM utilizó diferentes coberturas legales, que combinó con protestas públicas, encierros en iglesias, conferencias en ateneos mercantiles o culturales, breves mítines en mercados o rápidos saltos a la calzada.
El MDM alcanzó relevancia internacional por su notoria solidaridad con mujeres represaliadas por defender justas causas y su asistencia activa a numerosos eventos internacionales (Año Internacional de la Mujer 1975…)
Impulsó una coordinación de grupos de mujeres que culminó en la celebración en Madrid de las “Primeras Jornadas Nacionales por la Liberación de la Mujer” (diciembre 1975); organizó las “Primeras Jornadas de la Mujer Trabajadora” con mujeres de varios sectores productivos que consolidó una fecunda relación con mujeres de Comisiones Obreras; participó en charlas, manifestaciones reclamando la amnistía para las mujeres encarceladas por delitos específicos (adulterio, anticoncepción, aborto…); dialogó con las nacientes instituciones democráticas…
El trabajo del MDM a lo largo de esos 20 años, extendió la participación de las mujeres en la lucha por sus derechos, contribuyó a que el feminismo no perdiera el tren de la transición, ni el de la democracia. Su labor fue decisiva en la consecución de conquistas memorables que transformaron la vida y el horizonte de las mujeres en nuestro país.