Cartelera Turia

DEPORTE EN TIEMPOS DE GUERRA

ALFONSO GIL:“La mayoría de los historiadores del fútbol español –escasos ciertamente- suelen despachar el periodo de la guerra civil en dos o tres líneas. Generalmente, abren un paréntesis y escriben: ‘1936-1939, a causa de la contienda se suspenden las competiciones’ .

Este párrafo no corresponde al libro que nos ocupa, sino a otro que el periodista y escritor Carlos Fernández Santander publicó en 1990 titulado  El fútbol durante la Guerra Civil y el Franquismo. Nada que objetar a esa cita, precisamente la que abre el prólogo de su publicación. Durante mucho tiempo el pensamiento políticamente correcto corrió un tupido velo ante todo lo acontecido entre el 18 de julio de 1936 y el 1 de abril de 1939. Por lo visto, nada había pasado en esos casi tres años que se resumían en un paréntesis cuyo contenido se presentaba en blanco, un tiempo que visto desde el régimen posterior a la guerra no había tenido ni política, ni cultura, ni amor, ni nada. Tampoco deporte. Es cierto que tras el verano del 36 a nivel futbolístico no hubo ni Liga, ni Copa de España y que nada se supo del Mundial de 1938, pero de ahí a ningunear el deporte en el periodo bélico…

Para demostrar todo lo que entonces ocurrió en Valencia, el Centre Valencià d’Estudis i d’Investigació de la Institució Alfons el Magnànim ha publicado un exhaustivo trabajo titulado L’esport valencià durant la Guerra Civil elaborado por el doctor Josep Bosch, especialista y uno de los mayores conocedores de la actividad deportiva en Valencia durante aquella época, tal y como ya había reflejado en su anterior tesis doctoral. ¿Actividad deportiva en Valencia entre el 36 y el 39?. Haberlo, hubo y en mayor medida de la que algunos piensan. Esa es la primera idea que nos transmite Bosch en las páginas de su libro, en las que demuestra que el deporte no se petrificó de un día para otra para cobrar vida por arte de magia en el momento en el que la llamada Liberación lo retomó. Con problemas, sin facilidades, Valencia no solo no lo dejó de lado, sino que incluso lo potenció en el marco de un lugar que se convirtió en el último reducto de la esencia de la República.

Una de las ideas que desprende el trabajo de Bosch es que la práctica deportiva, además de ser la herencia de una actividad creciente en los años anteriores, suponía un síntoma de normalidad en la vida cotidiana de los ciudadanos. A pesar de las dificultades de la etapa bélica, el valenciano necesitaba ver normalizada su vida de la mejor manera posible y el deporte era un canal fundamental para ello. Bosch puntualiza detalles sobre el tipo de deportes que se practicaron. Por ello profundiza en el ámbito del fútbol profesional con las competiciones organizadas durante aquellos años y el día a día de los principales clubes de la ciudad, pero también en los giros que se produjeron en sus respectivas gestiones como consecuencia del conflicto y la posición política individual de jugadores un día compañeros y al siguiente antagonistas ideológicos, algunos de los cuales estuvieron separados durante aquellos años para reencontrarse con normalidad en el 39.

La pilota valenciana, importante en el libro como lo prueba que su presentación tuviera lugar en el Trinquete de Pelayo, el boxeo, el ciclismo y otros deportes son protagonistas de un texto en el que el periodismo deportivo se convierte en el hilo conductor que ha marcado muchas de las  pautas del trabajo del autor, que encontró en la prensa el principal sendero para atravesar el bosque de lo que fue el deporte en aquellos tiempos.

En sus páginas se repasa la actividad competitiva, pero también el deporte de ocio y el femenino, que Bosch considera especialmente olvidado en otros trabajos previos sobre el asunto. En su tramo final, el libro nos habla de lo que ocurrió tras la contienda y del nuevo modelo deportivo planteado por el bando ganador con una nueva forma de entender la práctica deportiva. La conclusión del epílogo resume a la perfección la forma en la que se practicó y se disfrutó del deporte durante aquellos tres años de guerra. “Com hem vist, els espectacles esportius ajudaven a crear una atmòsfera de relativa normalitat i al mateix temps donaven una sensació de seguretat que sense cap gènere de dubtes feia un poc més suportable la vida quotidiana dels valencians y les valencianes que patirem la que esperem que siga la darrera guerra viscuda a les nostres terres”.

 

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