Cartelera Turia

DIEZ PERSONAJES(O MÁS) QUE CONMOVIERON AL MUNDO: MAJOR TOM

Empecemos con algo de filología salvaje, recreativa.

¿Qué quiere decir Space Oddity? Significa episodio espacial o, si se prefiere, anécdota ocurrida en el espacio exterior. No es lo mismo. Si Space Oddity resulta que es el título de una composición de David Bowie (1947-2016), entonces debemos inferir que lo que se cuenta y lo que se canta es un hecho o un acto dentro del proceso vastísimo de la historia natural. Pero si Oddity lo traducimos por anécdota, entonces nos estamos refiriendo a un asunto de escaso relieve, sin apenas importancia.

Al decir episodio no rebajamos la entidad del hecho. Un episodio es un suceso dentro de un conjunto y, como tal, constituye una pieza de ese proceso general, inexplicable fuera de la cadena de hechos de la que forma parte. En cambio una anécdota, que también es hecho, es algo insustancial, una curiosidad, un simple detalle.

¿Qué se nos cuenta y que se nos canta en esta pieza? En principio es un episodio y una anécdota, un acontecimiento menor. No es un gran suceso universal. Lo que se nos detalla es un suceso efectivamente chiquitito, un hecho acaecido a un astronauta o padecido por un astronauta. Me refiero al Comandante Tom o, si prefieren, al Major Tom, un personaje inventado, pero que al artista le sirve para narrar una historia pequeña, como pequeñas son las cosas que nos ocurren a los individuos, estemos en el mundo sublunar o estemos en el espacio exterior.

Bowie confesó alguna vez que la canción se le ocurrió casi de repente. ¿Cuándo? Por la fecha de su composición, 1969, resulta previsible: la inspiración le vino inmediatamente después de haber visto 2001: A Space Odyssey (1968), de Stanley Kubrick. Este film nos puede parecer una obra maestra o un film obvio e incluso ampuloso. No se trata de enjuiciarlo. Cuando se concibió y se estrenó 2001, el mundo apenas era espacial: aún no se había alcanzado la Luna y la carrera entre estadounidenses y soviéticos todavía se estaba librando. La aventura espacial había sido anunciada por John F. Jennedy a comienzos de los sesenta.

“Fui a ver la película puesto hasta las cejas y me dejó alucinado, sobre todo la parte del viaje [final]”, confesó Bowie años después. Alucinación… precisamente cuando en la nave Discovery Dave Bowman pierde toda referencia, precisamente cuando la expresión flamígera aturde al viajero, precisamente cuando el más allá es un destino accesible y desconcertante. Esta pieza, Space Oddity, era la primera que Bowie concebía sin un empeño deliberado, la primera canción en que no trataba de copiar o imitar a otros. En ella hay varios asuntos que despertaron interés y que aún hoy nos siguen llamando la atención: la melodía sencilla, la letra sencilla y la complejidad estructural de la pieza.

El estado de confusión y enajenación que desprende Space Oddity ha provocado todo tipo de especulaciones. Se ha hablado de la heroína como origen de la pieza, de la pureza estilística…

Semanas antes de su publicación, alguien del entorno había enviado una demo de Space Oddity a George Martin, el productor de The Beatles, quizá con la esperanza de que aceptara examinar una composición del jovencísimo Bowie. ¿Y qué era? ¿Un episodio, una anécdota? En principio, sólo era un episodio deprimente, una historia triste sobre un individuo que, en el interior de un módulo espacial, flota sin rumbo ni dirección. Ha perdido el norte y se encuentra absolutamente abandonado en el espacio exterior sin que el centro de Control pueda hacer nada por él. De lo anterior se sigue que el astronauta fallece en el más allá. ¿Es una anécdota o es la condición misma del ser humano, la de su muerte fatal?

Tras el alunizaje de la misión Apolo en la Luna en julio de 1969, Space Oddity se abrirá paso en las listas de superventas de Gran Bretaña. No crean, pues tampoco será gran cosa: llegará al número 48 en septiembre de 1969, para luego desaparecer, para luego perderse en el espacio efectivamente exterior.

Al final, sin embargo, la anécdota se convierte en categoría. Pese a lo que pueda pensarse, Major Tom no ha muerto. Ha alcanzado la universalidad y una inmortalidad de cincuenta, de cien, de mil años por vivir.

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