TURIA: La cultura en España saca un cinco pelado. Esta es la conclusión del último Informe sobre el Estado de la Cultura en España 2019 elaborado por la Fundación Alternativas. El dato permite alcanzar un aprobado justo que no se conseguía desde 2011. Pero su exactitud matemática nos enfrenta al dilema eterno de dilucidar si la botella cultural española está medio vacía o medio llena. Un dilema difícil de solucionar, que quizá explica por qué los actores implicados optan por no dejarse llevar por el entusiasmo a la hora de valorar estos resultados. Y no faltan motivos para esa prudencia. De hecho, los grandes aprobados de la encuesta se refieren a las nuevas tecnologías y sus potencialidades en la creación y difusión de los trabajos de los autores, que alcanzar puntuaciones de hasta el 7,5. También son significativos los sectores que salen reforzados: la publicidad y los videojuegos. No menos sintomático son la valoración que hacen los distintos sectores: así mientras los gestores culturales son los más optimistas (5,3), los expertos y críticos se quedan en un 5 y los creadores siguen suspendiendo su estimación. Así mismo, también también superan el aprobado los hábitos y consumo cultural. Sin embargo, la encuesta sigue poniendo de manifiesto de grandes agujeros negros en el panorama cultural. En este sentido se sigue suspendiendo de forma clara en la proyección exterior de nuestra producción cultura, así como las remuneraciones recibidas por los creadores, una situación que se ha agravado con la precarización generalizada en la sociedad. Tampoco salen bien parada la pluralidad cultural española, que sigue siendo ignorada por los grandes grupos culturales o la promoción de la diversidad por los medios de comunicación. Unos medios que, además, relegan a cultura a un nivel marginal en sus contenidos. La falta de proyección de la diversidad es una de las cuestiones en las que se ha centrado el estudio de este año. En este sentido el temor a que las culturas locales no superen el gueto sigue pesando, así como el escepticismo hacia las políticas locales. No menos dudas generan algunas iniciativas políticas como el estatuto del creador, cuya valoración no supera el 3,5. Las incertidumbres económicas sobre el futuro tampoco ayudan a valoraciones más positivas. Por eso más que debates estériles sobre si la botella está medio llena o medio vacía, lo importante ahora es que todos los sectores implicados, con especial responsabilidad de las políticas públicas, consoliden las tendencias positivas para que la botella esté en condiciones de satisfacer las necesidades de todos.