TURIA: Esto no está hecho. Que nadie se equivoque si piensa que el peligro de la derecha trifachita ha pasado. Desde que fracasó la investidura de Pedro Sánchez las distintas terminales mediáticas y políticas se han preocupado por reforzar la desmovilización del electorado de izquierdas. La primera ola de indignación lógica y comprensible se ha visto reforzada por mensajes que buscan que el próximo 10 de noviembre la gente se quede en casa. Lo cierto es que motivos no faltan y la derecha tiene mucha prisa por volver a aplicar sus políticas de reducción de impuestos a los más ricos para que sigan engrosando sus cajas, o medidas de lo más rancio de VOX adoptadas en los gobiernos autonómicos de Andalucía o la Comunidad de Madrid. Estos días nuestros políticos no han encontrado ni un momento de alegría compartida para celebrar la exhumación del dictador que, contrariamente a lo que dice Pablo Iglesias, sí es un hecho histórico que no podía aplazarse. Según los últimos sondeos PP-C´S-VOX se situarían a 5 escaños de la mayoría absoluta. El peligro de un gobierno de derechas y ultraderecha es real y parece que algunos siguen debatiendo si Franco llevaba el escudo de armas del abuelo o la familia llevaba el féretro a hombros. Pedro Sánchez está sufriendo la dualidad de tener que gobernar en funciones y lidiar con el complejo problema de Cataluña, además de comenzar una campaña electoral donde no termina de lanzar el mensaje que enganche a sus electores. Ante la complejidad de la situación y con el sentido crítico que siempre nos ha caracterizado, llamamos a no quedarse en casa, a salir a votar, porque las fuerzas conservadoras juegan con nuestro espíritu inconformista para tomar ventaja en las urnas. La clave sigue estando en la movilización. Después les exigiremos que se pongan de acuerdo. Pero ahora a votar. Ni un voto a la abstención.