TURIA: El Ayuntamiento de Bilbao (PNV) prohibió el pasado viernes la actuación en las fiestas patronales del rapero C. Tangana.El consistorio cedió a la presión de una campaña feminista en change.org, a la que se sumaron los grupos municipales de Elkarrekin Podemos y E. H. Bildu. El primero exigió al ayuntamiento que no contrate a artistas que “reproducen la cultura de la violación”. Estas prohibiciones coinciden en el tiempo con las cancelaciones de los conciertos del cantautor, Luís Pastor y el grupo Def Con Dos, por parte del nuevo ayuntamiento de Madrid presidido por el popular, José Luís Martínez-Almeida, por “promover el odio y el terrorismo”. Estos hechos constituyen una preocupante deriva censora por parte de organismos públicos, tanto de izquierdas, como derechas. Que las letras o las expresiones de una canción no gusten, o puedan resultar ofensivas no deben llevar a censurar o vetar la presencia de un artista ( de ser así no podrían actuar La Polla Rekords o muchos otros grupos). El ministro de Cultura en funciones, José Guirao, expresaba sus dudas ante lo sucedido en Bilbao. “Aunque creo en la libertad de expresión, al estar relacionado con temas de género, entiendo que haya reticencias. Deberíamos dejar aparte que los creadores hagan su trabajo y que sea el público el que lo refrende”. Clara Serra, diputada en la Asamblea de Madrid de Más Madrid. “No ganamos nada con ello ni quienes defendemos la cultura y la libertad de expresión ni quienes defendemos el feminismo. Si alguien gana con esto son los enemigos de todas esas cosas. Es mejor pensar cómo se puede hacer un feminismo crítico con la cultura, pero no punitivo, que incentive la música feminista y potencie la igualdad desde las instituciones pero que se guarde siempre de la tentación de prohibir y silenciar”. Pablo Iglesias, también se posicionaba: “No me gusta C. Tangana pero me parece vergonzoso que le prohíban actuar”. El humorista y fundador de la revista Mongolia, Edu Galán aseguraba que las letras del cantante madrileño en ningún caso se pueden calificar de apología del machismo: “Se trata de una licencia narrativa”. “A lo que vamos es de si es ficción o no, si entra dentro del arte o no entra dentro del arte”, apuntaba Galán. Como decimos la deriva no nos extraña de gobiernos de derechas. En la Comunitat Valenciana los gobiernos del PP la practicaron de forma habitual. En el recuerdo queda la censura de la exposición de la fotógrafa Tere Arcos, por sacar a madres e hijos desnudos en fotos artísticas por parte de Rita Barberá o la semi censura que sufrió la exposición de Mapplethorpe en el IVAM porque podía ofender y herir los sentimientos de los jóvenes. Igual de preocupantes, son los intentos desde una supuesta izquierda de instaurar una liga de la moral pública al estilo de las poderosas Ligas Puritanas del s.XIX que marcaban lo que era moralmente bueno en el cine, la literatura o la música. Más allá de estas tentaciones censoras, todos debemos estar alerta para que hechos como los producidos en Bilbao no se vuelvan a repetir.