TURIA: A penas han pasado unos pocos días desde que se constituyó el nuevo gobierno del Botànic II y la cantinela de algunos medios comienza a ser una música conocida. Como ya pasara en el Botànic I, las más terroríficas profecías comienzan a lanzarse sobre el Consell que preside Ximo Puig: la experiencia será un desastre, el entendimiento entre los distintos partidos será imposible, y un largo etcétera de calamidades que se avecinan. El ruido mediático viene especialmente animado por la virulencia con que la oposición derechista se ha lanzado a la arena nada más arrancar la nueva legislatura. Isabel Bonig puso el grito en el cielo por el qué vienen los “comunistas”; Toni Cantó, para no quedarse atrás, sacó supuestas connivencias con los “filoetarras” y provocó vergüenza ajena con sus alusiones a Miguel Hernández, mientras que la ultraderechista Ana Vega calificaba de “corral” al nuevo ejecutivo autonómico. Cómo sería de impresentable la actitud del “trifachito” opositor que hasta en un medio tan poco sospechoso de “rojo” como es ABC uno de sus columnistas reconocía que echaba en falta en la Comunidad Valenciana “una opción de centro derecha normal”. En cualquier caso, como decíamos, ese anuncio de las mayores catástrofes es música conocida porque ya lo escuchamos hace cuatro años. También enton Trompetas apocalípticas ces se nos pronosticó un apocalipsis que el tiempo se ha encargado de demostrar que nunca existió. Sin embargo, eso no impide a los alarmistas volver a repetir la misma cantinela. La Comunidad Valenciana ha vivido estos últimos años con normalidad y nada indica que los próximos no vayan a discurrir por el mismo camino. El nuevo Consell representa a una mayoría de la sociedad valenciana que se decantó por una amplia pluralidad progresista. Al gobierno valenciano le toca ahora gestionar en positivo esa enriquecedora pluralidad, aumentada con la incorporación junto al PSPV y Compromis de nuevas sensibilidades que llegan de la mano de Unides Podem. Siempre hemos defendido ese entendimiento entre las fuerzas progresistas, tanto aquí como en el gobierno central. Creemos que ese es el camino y exigiremos al nuevo gobierno que ejerza su responsabilidad para afrontar los retos que la sociedad valenciana tiene por delante. Sin duda no será fácil. Pero nada indica que las dificultades de entendimiento que pueda tener las izquierdas vayan a ser menores que las que tendrían las derechas. Espectáculos como los que se están viviendo en Andalucía o en Madrid, o los cordones sanitarios que Cs ha puesto incluso a Manuel Valls y se niega a aplicar a la ultraderecha así lo evidencian. Y encima con Camps nuevamente en el banquillo. Con este panorama la derecha no está para dar lecciones a nadie.