Cartelera Turia

EL LARGO Y CÁLIDO VERANO: BRISA ESTIVAL EN BERLÍN

ANNA ENGUIX: La última vez que escribía un artículo para esta sección hablaba de muchas cosas, entre ellas, de mascarillas, de una pandemia, y de toda una serie de festivales fallidos que nunca llegarían a celebrarse. Sin embargo, sin obviar que este virus sigue entre nosotros, personalmente me adentro en una etapa en la que no quiero saber absolutamente nada de él.

El verano ha vuelto, de hecho, hace ya varios meses que se impuso en la geografía valenciana con más fuerza que nunca. Supongo que justo por eso he decidido migrar unas cuantas semanas a Berlín, cuna de un gran festival de cine y paraíso para los calurosos a la vez que amantes del ocio nocturno y del látex. El no ser de aquí me convierte en una constante voyeur que inintencionadamente tiende a establecer innumerables paralelismos con mi ciudad de origen, véase aquí mi latente provincianismo.

Como dirían los alemanes zum Beispiel o lo que es lo mismo, “por ejemplo”, mi temperamento o tal vez mis ganas por abarcar cada uno de los rincones de esta ciudad, me obliga a no esperarme a que los semáforos se pongan en verde; os sorprendería lo mal visto que está hacer esto. También intento probar todas las cervezas tostadas y las que no, y me repito constantemente que ninguna supera a nuestra cerveza local. Sin embargo, una noche, una decide con alguna copa de más comprar en un Späti una cerveza de lo más estética con un barco azul en su etiqueta rehumedecida. Atlantik-Ale, lo has cambiado todo. El frescor de la Malvarrosa de repente se vuelve equiparable a las tardes en Holzmarkt a la orilla del río Spree y nuestro Chivito, ha encontrado de repente un claro competente, la comida turca en cualquiera de sus formas; pero sobretodo, el amor de los valencianos y valencianas por lo que llamaría Ovidi Montllor “A la vida”, se materializa en cada uno de los cines al aire libre, barrios y parques kilométricos, teatros y museos que alberga esta ciudad. Esto provoca que cada día me enfrente a un nuevo debate, sin embargo, agradezco el consejo de algunos personajes locales de aquí: “nunca tomes la decisión de quedarte en Berlín a vivir en verano”, y no les falta razón.

En definitiva, a caballo entre Berlín y Valencia, estoy pudiéndome llevar lo mejor de los dos mundos, no obstante, en un futuro no muy lejano tendré que tomar una decisión. ¿Ganará el Gemüse Kebap o la paella? De momento no lo sé, aunque teniendo en cuenta que aquí a la paella le echan guisantes y salchichas Frankfurt quizá me lo pienso dos veces. A pesar de que no quería volver a nombrar la palabra pandemia, me aventuro a dirigirme a ella en positivo, ya que a pesar de todo lo que nos ha robado, el ser humano se caracteriza por su espíritu de reinvención y resiliencia. Así que, cuando escuchéis las noticias sobre la subida del precio de los vuelos debido a la altísima demanda, o veáis las imágenes de la Plaza de San Marcos a reventar, o aún mejor, cuando escuchéis que no hay suficientes técnicos de sonido para la actual oferta de festivales, no os alarméis queridas y queridos lectores, ya que a pesar de la terrible inflación y los recientes conflictos bélicos aparentemente una nueva etapa se relaja como una pluma sobre la vieja, y nos obliga a pasar página. De nosotros depende abrazar estos próximos años con positivismo, o seguir anclados entre esas cuatro paredes que se convirtieron en una auténtica prisión hace poco más de un año.

EL LARGO Y CÁLIDO VERANO: BRISA ESTIVAL EN BERLÍN

EL TEMA DE LARA: LOS MIL Y

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