ANDREA GABRIELLI: Nunca mejor dicho, salimos de unos días de auténtico resacón entre eventos, concursos, premios de gran prestigio y celebraciones que me cuesta un poco reordenar las ideas y convertirlas en una crónica gastronómica con cierto sentido. Tengo todavía grabada en mi mente la noche de los Premios Turia donde, entre personalidades de altísimo nivel (¡no olvidemos que había incluso dos ministras, y qué ministras!), compartieron las luces del estrado de los premiados también Yvonne y Enrique del fantástico restaurante Apicius, del cual ya escribí la semana pasada. Un premio que quería reconocer a quien, lejos de los focos mediáticos, siempre se ha mantenido fiel a sus principios, con rigor y pasión, sin olvidar nuestra memoria gastronómica y todo ello con el máximo respeto hacia el producto de temporada y proximidad.
Pero, a parte la gala de los Turia, en estos últimos días han tenido lugar otros eventos: in primis, la celebración de la que ha sido, según mi opinión (y la de muchos más), la mejor edición hasta la fecha de la feria Gastrónoma. Finalmente hemos asistido a un certamen completo, repleto de diferentes propuestas, showcookings de nivel internacional, emisiones radiofónicas en directo con El Puto Crack de Paco Cremades y Bernd Knöller, catas de vinos y aceites, y muchísimas ofertas gastronómicas de gran nivel.
En este contexto, uno de los eventos más interesantes, relacionado con el ADN puro valenciano, ha sido el concurso para asignar el codiciado Premi Cacau d’Or patrocinado por Amstel, que corona los mejores templos de “l’esmorzar valencià“. Ante un jurado encabezado por nada menos que Ricar Camarena, los 10 finalistas (entre 200 aspirantes) han elaborado su bocadillo “de la tierra” exaltando al máximo la cultura del almuerzo valenciano. Voy a mencionar los 10 premiados, empezando por el ganador al mejor bocadillo: Cafetería Restaurante Pitti (València), con un entrepà que llevaba paté de campaña, preparado a la plancha, junto a panceta, base sobre la que se añade cebolla pochada, queso havarti fundido, huevo frito de gallinas criadas en Picassent, lechuga de la huerta y mahonesa. Una delicia. Además se ha distinguido a Casa Herminia (La Pobla de Tornesa, Castellón), con cuatro generaciones de mujeres al frente de este local, un referente para los ciclistas que pasan por la zona por sus almuerzos perfectos, siempre hechos al momento. También a Les Cholines (Fondeguilla, Castellón), del que destacan sus recetas tradicionales, como la caragolà o las manitas de cerdo. El Ferrao (Alicante), que ha sido galardonado por su barra, uno de los mejores exponentes de la cultura gastronómica alicantina desde 1963. Y el Restaurante Toni Cantó de Teulada (Alicante) por sus almuerzos gourmet que reinterpretan el encanto culinario de la comarca de La Marina Alta. De Pizcueta 14 (València) se ha premiado su maestría en una de las recetas clásicas más populares, a la que cada cocinero pone su sello: la tortilla de patatas. El de Pensat i Fet (Cullera) es un reconocimiento a los miles de locales humildes donde se sirve un estupendo almuerzo popular, sin florituras, pero con la solvencia de los hosteleros acostumbrados a presentar batalla cada mañana. Mientras que el entorno del Monasterio de la Valldigna suma encantos con el Bar Poliesportiu de Simat 2015 (Simat del Valldigna) y su selección de embutidos de la zona que le hacen digno de este concurso. El Club de Campo Les Palmeres (Sueca) ha sido premiado por unos almuerzos donde el buen comer confluye con la alta gastronomía, y para finalizar el palmarés de este año no podía faltar el auto proclamado ‘rei de l’esmorzar’, una denominación que el propietario de Nuevo Oslo (València) ha protegido bajo registro. ¡Bien hecho! Hay que continuar así y seguir fomentando el crecimiento de l’esmorzar valencià, la tradición que pone en valor los productos y recetas valencianas.
Para acabar me gustaría mencionar la actividad organizada por la Mancomunidad del Camp de Túria y València Turisme en la Marineta de la Marina de València, donde se presentó y organizó en un relajado y muy agradable ambiente, una auténtica experiencia comarcal, con un pequeño menú para que los asistentes pudieran conocer y disfrutar de aceites, cervezas (la artesana Tercer Tiempo), arroces y otras delicias elaboradas con productos autóctonos de la comarca. Una degustación km0 de los sabores del Camp de Túria que nos ha demostrado que tenemos verdaderos tesoros gastronómicos que merecen la pena ser más conocidos y valorizados. Enhorabuena a todos y continuemos con tantos eventos tan magníficos aunque nos cueste una pequeña resaca.