La autocrítica, en la cultura comunista, es una curiosa manera de reconocer personalmente errores que conducía a la depuración… o al gulag. Lo más divertido era cuando era infringida por terceros. Pues entre la autocrítica y la crítica constructiva está el relato de mi experiencia como flamante abonado al Teatre Principal de València. Vaya por delante, mi reconocimiento y aplauso por la programación que realiza Roberto Garcia desde la dirección adjunta de Artes Escénicas del Institut Valencià de Cultura y el gran trabajo de Abel Guarinós al frente del IVC. He disfrutado y sigo disfrutando con las producciones propias y la selección de obras que llegan al Rialto y al Teatre Principal.
Pero antes de entrar a una representación hay que comprar una entrada. El Teatre Principal ofrece un ventajoso abono que permite por 40€ asistir a 4 obras de las 6 que hay programadas hasta abril, descuentos del 25% para un acompañante y del 30% en el Rialto (por cierto, ese abono está aún a la venta: hasta el 5 de febrero y se puede adquirir en el mismo Principal y en www.entradas.com). Comprado el abono, envío un correo para saber cómo se pueden conseguir las entradas para las funciones que me interesan. Aún estoy esperando la respuesta. Con la perserverancia que me caracteriza, hago una llamada al 963 539 300, teléfono del IVC, para resolver mis dudas. La respuesta de mi interlocutora es que no sabe que existe dicho abono pero que, en todo caso, debo dirigirme a la taquilla del teatro. Respiro hondo y le sugiero que debería informarse.
Finalmente acudo al Teatre Principal y me dan mi tarjeta de abonado. Mi sorpresa llega cuando descubro que para confirmar la entrada de cada función debo ir presencialmente a la taquilla… he podido comprar el abono por internet pero debo ir en persona cada vez que quiera una entrada, guardar mi turno pacientemente, estar pendiente de cuando salen a la venta (no todos los espectáculos están aún disponibles). En pleno siglo XXI, el abono se usa como en el siglo XIX.
Mi “autocrítica” es que habría que mejorar aspectos logísticos como la información o el sistema de adquisición de entradas para hacerlo fácil y potenciar propuestas tan positivas como este abono del Principal, la tarjeta +Cultura (por 5€, descuentos de hasta el 30%) o el carnet de Habitant del Rialto (por 3€, descuentos del 50% para sus espectáculos y un 30% en el Principal). Dicen que el diablo está en los detalles, cuidarlos marca la diferencia entre lo bueno y lo excelente.