EN LA CIUDAD SIN LÍMITES: Convencer para vencer
XIMO CÁDIZ: Hacer autocrítica, en el comunismo, era el paso previo al ostracismo, en el mejor de los casos, o al fusilamiento (figurado o real). Oír esa expresión no anunciaba nada bueno. No obstante, y con el alivio de saber que España mantiene una mayoría parlamentaria compleja, progresista y plurinacional, creo necesario (ahora que hemos derrotado, por los pelos, a la involución de PPVOX) reflexionar sobre cómo es posible que con las políticas más sociales y avanzadas (no exentas de errores, pero muy defendibles) las izquierdas hayan perdido tanto poder municipal y autonómico y se mantenga en vilo en España.
Mi sensación es que tenemos “ansiedad transformadora”: vamos muy deprisa y abrimos demasiados frentes a la vez. Sí, es imprescindible cambiar el modelo productivo y de consumo para paliar el desastre climático; sí, son urgentes las leyes que garanticen derechos y la igualdad; sí, hay que avanzar en justicia social… pero si no lo hacemos consolidando mayorías, el esfuerzo realizado será revertido (no podemos renunciar disputar la hegemonía cultural, como teorizó Grasmci).
Solo con gobernar no es suficiente (se demostró el 28 de mayo). Hay que explicar más y mejor las políticas y sumar voluntades. No es solo un problema de comunicación, también falta estrategia para ordenar las iniciativas y conseguir que el apoyo social y electoral crezca y eso requiere priorizar las reformas y un diseño global que incluya tanto la sustancia como la apariencia. Un ejemplo pedestre: el cobro de las bolsas de plástico se entiende como una imposición recaudatoria y no hemos sido capaces de asociar esa medida con la defensa del medio ambiente y la gestión de unos residuos contaminantes para los mares y nuestra salud. Pero lo mismo pasa con la protección y la igualdad de las mujeres y las personas LGTBI (que demasiados hombres creen que les cuestiona); la lucha contra el cambio climático (que se asocia a penalidades sin ver las consecuencias de seguir depredando) o con la inmigración (percibida como una amenaza cuando es imprescindible para nuestra economía). No tenemos relatos claros y eficaces que desactiven los microenfados y miedos de muchas personas que de manera no reflexiva tienen una reacción primaria de rechazo (y asumo que ya hay individuos irrecuperables que militan con entusiasmo en el odio, el machismo y el negacionismo).
No basta con tener la razón (vamos a suponer que la tenemos). Parafraseando a Unamuno (si alguna vez lo dijo), para vencer, además, hay que convencer.