XIMO CÁDIZ: En esta larga precampaña electoral que ya ha empezado, quiero recomendar el último libro de David Trueba. En Queridos niños se retrata el día a día de la campaña de Amelia Tomás, mirlo blanco de un partido conservador (los cuervos) que debe competir por el voto de la ciudadanía (los niños y niñas) con el Mastuerzo, la izquierda moderada (la Cachorra y los lobos), la «izquierda verdadera» (del Santo) y la ultraderecha (del Cojo). Y eso lo cuenta Basilio, que es quien le escribe discursos a la candidata. Siendo hilarante, he de confesar (por experiencia propia) que la realidad supera la ficción. Incluso la que es capaz de imaginar Trueba.
Y de la literatura a la vida. Están los tiempos muy revueltos: guerra, pandemia, inflación creciente, cambio climático, un volcán… Lo de Suecia o Italia, también podría suceder aquí. La labor de los gobiernos de coalición de las izquierdas, en el Ajuntament de València, en la Generalitat Valenciana y en España ha sido y es absolutamente defendible. A pesar de la sucesión de catástrofes, estamos saliendo adelante y el escudo social (las leyes y políticas de las izquierdas) está parando los golpes más duros.
La prioridad en este rally electoral debería ser revalidar mayorías progresistas. Es legítimo que los partidos quieran marcar perfil propio y ganar, pero si las derechas suman para poder gobernar, sería una victoria pírrica.
Se debería minimizar la confrontación y poner el foco en la buena gestión realizada: una ciudad de València más habitable; más sostenible; con plazas que, por fin, vuelven a serlo; una efervescencia cultural y social nunca vista; una educación con menos barracones y libros gratis; un sistema de dependencia que presta más ayudas que nunca; la subida del salario mínimo; una reforma laboral que combate la precariedad; la protección de las pensiones; más lucha contra la violencia sexual; el derecho a una muerte digna; la memoria democrática… la lista de logros es larguísima. Y habrá que seguir trabajando para resolver problemas que persisten y otros nuevos que surgen.
Creo que si las izquierdas se lanzan al fratricidio, eso desanimará el voto progresista y alimentará la abstención. Es hora de recordar todo lo conseguido, proponer proyectos ilusionantes para los difíciles retos que se nos plantean; hay que convencer a nuestras amistades, familiares, entorno laboral… No vale apelar a un voto del miedo que no funciona, hay que exhortar a votar con responsabilidad para seguir mejorando nuestro país con justicia, solidaridad y sostenibilidad.