JOSÉ MANUEL RAMBLA: Llegó a Educació i Cultura de carambola, pero se afianzó como conseller en uno de los departamentos más sensibles del Consell.Ahora Vicent Marzà afronta el 28-A como cabeza de lista de Compromís por Castelló, tras ser elegido en las primarias del partido, y apostando fuerte por reeditar los acuerdos del Botànic.
¿De dónde te viene la afición a coleccionar mapas?
De ir a la montaña con mis padres de pequeño. Siempre andaba mirando los mapas, orientándome. Me gustaba mucho y tengo mapas de todos los tipos. Me gustan sobre todo los mapas físicos. Y allá adónde voy siempre intento traerme alguno.
¿Y has echado en falta algún mapa en estos años de gobierno?
Teníamos el GPS incorporado. Teníamos muy claro adonde íbamos y eso nos lo ha hecho más fácil. No nos hacían falta muchos mapas porque lo teníamos claro en el acuerdo del Botànic. Y con ese acuerdo hemos ido navegando y funcionado muy bien.
También eres aficionado al ciclismo, ¿qué han predominado más en la legislatura, las contrarreloj o los puertos de montaña?
Ha habido un poco de todo como en toda buena carrera ciclista. Hemos tenido días más sencillos y planos y otros de puertos de montaña. Pero a mí megustan los puertos y me he sentido cómodo escalando. La verdad es que hemos tenido una buena legislatura. Hemos venido a ampliar derechos y a eliminar privilegios, a mejorar oportunidades para todos y todas. Y en ese sentido estoy muy satisfecho del conjunto del gobierno y de nuestra conselleria.
Hablas valenciano, castellano, francés e inglés, ¿esta habilidad te ha ayudado a entender a los socios de gobierno?
Ayuda a entender a la gente que hablaba otros lenguajes políticos. Los he entendido y creo que nos ha facilitado el comunicarnos. Lo importante no es tanto en qué lengua hables sino que te puedas comunicar. Hemos demostrado que ese mestizaje era posible y que la izquierda es capaz de gestionar la diversidad sin broncas, avanzando con objetivos clarísimos a pesar de que la derecha no paraba de bombardear.
Te gusta el ciclismo y la montaña, pero en el Consell te ha tocado el papel de sparring.
Tengo un buen juego de pies y como los golpes siempre me llegaban por la derecha ha sido fácil apartarme. Lo importante es mover bien los pies y tener gancho de izquierda. Sabíamos que iba a ser a así, que nuestro papel era apretar desde la izquierda que es lo que nos había pedido la gente. Se te ha acusado de todo, hasta de adoctrinar a los niños. Para la derecha hemos sido el mal sería fácil. Luchar contra el establishment, cambiar los privilegios de la gente y trabajar para los derechos tiene eso, es evidente. Han dicho cosas muy gordas respecto a nosotros, pero siempre han venido del mismo lado. Y siempre han venido de aquellos que hasta ahora se habían privilegiado de las prácticas mafiosas de los anteriores gobiernos. Por tanto, estamos bien tranquilos y contentos porque hemos hecho lo que tocaba.
Te ha tocado lidiar con la concertada y la normalización lingüística, ¿eso es deporte de alto riesgo?
Deporte de alto riesgo es cambiar las estructuras de poder. Pero es eso lo que hemos venido a hacer. No podíamos continuar con las estructuras que había y es difícil remar contra todo eso. Pero veníamos a jugar esa partida. Y creo que los resultados nos avalan. Estamos mejor que 2015 y, sobre todo, hemos ayudado a la gente que más lo necesitaba, que es lo importante.
No menos polémica suele ser la cultura, ¿qué balance haces?
Positivo. Ahora mismo somos el territorio de toda España que más mejora los indicadores culturales. Hemos pasado de la ocurrencia y la foto al contenido, a la estrategia, a hacer tejido cultural. Hemos hecho industria cultural y hemos democratizado el acceso a la cultura. En ambos dos ejes hemos avanzado, pero no somos triunfalistas porque veníamos de la nada. Lo que intentamos es darle más músculo a ltambién desde lo público, para que esos indicadores sean una realidad y una fortaleza que nos haga avanzar. Pero al principio no faltaron críticas, por ejemplo del sector teatral. Sí, al principio la gente necesitaba los cambios para ya. Pero para ello debíamos cambiar los instrumentos y para eso, por desgracia, necesitas tiempo. Si ahora miramos la situación vemos, por ejemplo, que las ayudas a las artes escénicas se han multiplicado por tres; que hemos pasado de dos producciones propias a unas diez; que de contratar a doce actores hemos pasado solo este año a más de 70. Al final la mejora está porque hemos generado las condiciones para que se avanzara con paso firme. Y ese avance con paso firme ha permitido resultados en espectadores, en consumo. Eso era lo importante, crear las estructuras, la estrategia y las condiciones.
El audivisual anda muy boyante…
El audiovisual debe jugar un papel central en la industria cultural. Lo que estamos haciendo es desarrollar los vectores necesarios para que las empresas crezcan y a la vez dar a la sociedad acceso a la cultura. Para ello hay que seguir trabajando el músculo del sector. Los premios del Goya, por ejemplo, creo que debemos solicitarlos cuando el sector esté en condiciones de ser premiado, no solo pensando en la foto. Para ello hay que fortalecerlo. Con la nueva radiotelevisión pública ya se está notando. También hemos dado más ayudas y creado los premios del sector. Y hemos trabajado en su internacionalización, por ejemplo, recientemente estuvimos en el festival de Berlín acompañando a los productores. Es un trabajo a largo plazo, pero bien planificado y sabiendo adónde vamos.
¿De qué te sientes más satisfecho?
En cultural, de ser el territorio que más crecemos en indicadores culturales. Estoy satisfecho porque la estrategia que seguimos nos está sirviendo. Y en educación lo más satisfactorio es haber conseguido que comience a servir para reducir las desigualdades: tenemos 40.000 niños más en becas comedor; 6.000 profesores más trabajando; hay un banco de libros para que nadie pase vergüenza por no poder pagar los libros de sus hijos, y tenemos centenares de centros que están haciendo innovación educativa.
¿Qué lamentas de estos años?
Haber tenido que dedicar demasiado tiempo a reconstruir el servicio público, tanto educativo como cultural. Veinte años de gestión de la derecha, de privatizaciones, de corrupción, de políticas culturales de ocurrencias y fotos, nos han obligado a dedicar muchísimo tiempo a reconstruir desde las cenizas.
¿Dónde te ves después del 28-A?
Mi objetivo es que continúe el gobierno de izquierdas. Y mi papel será el de ayudar a que eso sea posible. Igual que me tocó, cuando no lo tenía previsto, aceptar en el último minuto ser conseller, estoy para lo que haga falta: me da igual estar de conseller que barriendo.
FOTO: GARCÍA POVEDA