COCOLISO:ESTE jueves Carlos Mazón ha sido investido president de la Generalitat Valenciana. A partir de aquí se espera que en unos días tomen posesión los consellers y en unas semanas los segundos escalones del nuevo gobierno PP/Vox. Comienza la instauración del nuevo gobierno azul y verde plagado de incógnitas y mucha preocupación en el sector cultural.
EL PRÓXIMO conseller de cultura guarda silencio o le han dicho que no hable. No sabemos cuáles son sus intenciones, su plan de acción cultural, sus ideas sobre el cine, el teatro, la música, o la política cultural que quiere poner en práctica. Lo que sí parece claro que es va a liquidar todo lo que suene a valenciano (teatro, cine, etc.) y a multiculturalismo o integración.
HAY SÍNTOMAS muy preocupantes sobre la deriva que van a tomar las cosas. Esta semana hemos conocido que la histórica revista CAMACUC, uno de los pocos cómics en valenciano que se editan, ha sido retirado de la biblioteca pública de Burriana gobernada por Vox y PP. Se entiende que el único motivo es porque está en valenciano. Van asomando la patita por debajo de la puerta como el lobo de los tres cerditos.
PARA septiembre, Vox prevé desalojar a todo equipo directivo del Instituto Valenciano de Cultura. Ellos consideran que estos puestos son altos cargos y pueden ser despedidos con siete días por año trabajado. El primero en la lista, según algunas fuentes, sería el director del Instituto Valenciano de Cultura, Abel Guarinós. Ánimo, Abel.
PP Y VOX también preparan el desmantelamiento de la actual radiotelevisión valenciana, À Punt. Hay dos escenarios. El primero sería cambiar la ley de creación Vox quiere tener miembros en el Consejo Rector de la Corporación que ahora corresponden a Ciudadanos que ya no tiene representación parlamentaria. El segundo y más ambicioso sería modificar toda la ley para fusionar la SAMC y la CVMC y hacer que dimitan todos los cargos del consejo rector, Presidente y Director General con la intención de reconstruir una tele a su imagen y semejanza. Ya se sabe que estas cosas son fáciles sobre el papel y otra su ejecución. Pero en la agenda está.
EL PP ha optado por una campaña electoral llena de ruido que haga imposible escuchar datos, argumentos e ideas. La puso en práctica en las pasadas elecciones autonómicas y municipales con bastante éxito. Las elecciones del 23J han pillado al PP a contrapelo, pero su estrategia sigue siendo la misma. No dejar que Pedro Sánchez articule un discurso claro.
SE PUDO comprobar perfectamente en el único cara a cara entre Sánchez y Feijóo (a partir de ahora habría que llamarle Fakejóo, mentira en inglés). Bien asesorado, por entre otros, Miguel Ángel Rodriguez (MAR), se trataba de no dejar que el Presidente del gobierno hilara un discurso.
LA TÉCNICA de comunicación utilizada se llama GishGallop o “metralleta de mentiras” donde “un debatiente se enfrenta a su oponente a una rápida sucesión de argumentos engañosos, medias verdades y tergiversaciones en un corto espacio de tiempo, o que hace imposible que un oponente pueda refutarlo todo en un solo turno de un debate formal”.
LA METRALLETA DE MENTIRAS “exige un tiempo para ser refutado. La técnica hace perder tiempo al oponente y puede poner en duda la capacidad del oponente, especialmente si no hay verificación independiente de los hechos o si el público tiene un conocimiento limitado en los temas”. Una técnica trumpista que tiene variantes como terminar de insultar al oponente o al periodista, como hizo Trump recientemente con una periodista de CNN.