COCOLISO: COLUMNA de Opinión del escritor y periodista Juan Cruz en El País (10 agosto) titulada: “Lo de los nuestros no siempre es lo mejor”. En ella se refiere en su comienzo a lo que denomina “izquierda comunista o compañera de viaje” para trazar una serie de afirmaciones. Como nos han parecido muy discutibles –cuando no, falsas-, nos hemos puesto en contacto con una persona de su generación, que vivió o conoció los hechos que cita, para que le pueda replicar. Es un ex militante del Partido Comunista de España, entre los años 1969 y 1978.
ANTE la invasión en agosto de 1968 por parte de la URSS de Checoslovaquia, tomando los tanques Praga, para acabar con el régimen aperturista que encabezaba el presidente Alexander Dubcek, afirma Cruz. “Entonces no teníamos ninguna duda. Los tanques rusos hicieron el camino que tenían que hacer”.
NUESTRO invitado contesta que esto no es cierto. “El PCE criticó abierta y tajantemente la invasión de Checoslovaquia (solamente había que escuchar la emisora clandestina Radio España Independiente, órgano oficial de dicho partido), con Santiago Carrillo a la cabeza”.
“AL POCO tiempo se unieron a las críticas los comunistas italianos y los franceses. No sé qué estaría haciendo entonces Juan Cruz cuando dice que ‘los compañeros de viaje asistíamos en silencio’. Sería él”.
“PENSAMOS, como cinéfilos que éramos, que se ponía así punto y final a la Nueva Ola del Cine Checoslovaco, algunas de cuyas películas habíamos visto a través de los cine-clubs, con directores como Milos Forman, Ivan Passer, Jaromil Jires, Vera Chitilovà, Jiri Menzel. Varios se exiliaron. Forman triunfó en EE.UU. y otros fueron muy censurados”.
MÁS adelante escribe el periodista: “Nos pasaba con la URSS, con Cuba, con Rumanía incluso, con las Brigadas Rojas, con la Baader Meinhoff, hasta con ETA… ¿Son los nuestros? ¡Algo bueno tendrán!”. “Aquí parece que ya ha perdido el sentido común, como diría Rajoy”, dice nuestro interlocutor.
“PARA la inmensa mayoría de la izquierda española de los años setenta, las actuaciones criminales de las Brigadas Rojas siempre nos parecieron abominables. Es más, reflexionando sobre este fenómeno armado (hay más de un documental dedicado a ello), hemos llegado a la conclusión de que se trató de una lucha armada organizada y manipulada desde los poderes fácticos, para impedir a toda costa que cuajase lo que se denominó Compromiso Histórico”.
“EN ITALIA existían grandes posibilidades de que el sector más progresista de la Democracia Cristiana encabezada por Aldo Moro y el PCI, con el mítico Enrico Berlingüer de secretario general, pudiesen llegar a un acuerdo para formar gobierno. En las elecciones de 1976, catorce millones doscientos mil italianos votaron a los primeros, y doce millones seiscientos mil a los segundos”.LOS demócrata-cristianos obtuvieron el 38% de los votos, mientras que los comunistas el 34%. El secuestro de Aldo Moro en mayo de 1978, tras asesinar a sus cuatro escoltas, durante 55 días, sin que los servicios secretos pudiesen ‘hacer algo’, y su asesinato, frustró estas expectativas y el rumbo de la historia cambió. Entonces, ¿por qué afirma Cruz que la izquierda comunista o compañera de viaje apoyaba a las Brigadas Rojas?”“LA BANDA de Baader Meinhoff en Alemania fue un fenómeno diferente al de Italia, pero a la izquierda a la que se refiere Juan Cruz tampoco le hacían ninguna gracia sus acciones armadas. Hay una magnífica película, R.A.F. Fracción del Ejército Rojo (2007), de Uli Edel, que explica muy bien este fenómeno político social”.
“RESPECTO a ETA, que más se puede añadir. Hasta nos pareció equivocada la acción de asesinar al fascista Carrero Blanco, porque en el contexto de aquellos años poníamos por delante siempre la vía pacífica para alcanzar la democracia y las libertades plenas”.
“NO VAMOS a decir que lloramos por su muerte, pero todavía recuerdo nuestra preocupación porque la voladura de su automóvil coincidió con la apertura del denominado Proceso 1001 contra varios militantes de CC.OO., con Marcelino Camacho al frente, quienes podían pagar el pato, porque la dictadura no distinguía demasiado entre unos opositores u otros”.
“¿QUE LA URSS nos caía bien? Bueno, el cine de S.M. Eisentein, Dziga Vertov o Dovjenko. O el zapato de Kruschev en la ONU. O sus ballets. O sus deportistas. Y poco más. ¡Ah!, y abominábamos el realismo socialista que se cargó las vanguardias”.
“¿Y QUÉ decir de la Rumanía siniestra de Ceacescu? En lo único que estamos de acuerdo es con lo de Cuba. La dictadura de Fidel Castro caía bien a los de izquierdas y a los de derechas, con Fraga Iribarne al frente. Tampoco parece ahora un motivo de preocupación. Los medios de comunicación, con El País a la cabeza, no son críticos”.
“DE TODAS formas pienso que todas estas premisas falsas persiguen un objetivo en su artículo: ir a parar a la actual Venezuela. Y hace esta comparación tras ese párrafo de ¿Son los nuestros? ¡Algo bueno tendrán!: “¿Leopoldo López? Un terrorista, duro con él. ¿Ledezma en la cárcel? Algo habrá hecho. ¿Los venezolanos del exilio? Trastos de la CIA!”.
“PIENSO que no se debería haber remontado a los años sesenta y setenta para criticar ciertas actitudes ‘comprensivas’ por algún sector de la izquierda con la actuación del régimen de Maduro, y meternos a todos en el mismo saco. Para ser fiel a la línea editorial de su periódico, que nos está machacando con Venezuela, Juan Cruz se ha metido en un auténtico berenjenal”.