Cartelera Turia

HUEVO DE COLÓN: PARAR A LA ULTRADERECHA

LA ULTRADERECHA ya está en las instituciones. Como explica Miquel Ramos en su libro Antifascistas, a principios de los 80 e incluso los 90, los grupos nazis pisaban las calles, aunque sus ideas eras minoritarias. Tras los primeros años de partidos como Fuerza Nueva y grupúsculos neonazis, la mayor parte de voto de la extrema derecha se concentró en el PP. Durante mucho tiempo en España ese partido se llevaba el voto ultraderechista lo que le hacía concentrar todo el voto desde el centro al de los ultras.

HOY, los grupos neonazis al estilo de aquellos 80 son mucho más minoritarios, pero sus ideas han conseguido penetrar en la sociedad. Para ello ha sido fundamental la coordinación y la financiación entre grupos de extrema derecha inspirados en Francia, Hungría e Italia, pero la influencia definitiva vino de de la mano de Donald Trump y su asesor áulico, Steve Bannon.  Hasta ese momento no habían dado con las teclas para atraer a ese público, no necesariamente ultraderechista, pero poroso a temas como la inmigración, el “España primero” y una cierta “guerra cultural” con el asunto del feminismo (violencia intrafamiliar) y la homosexualidad. Los think stanks, ultracatólicos como Hazte Oír y una decena de empresarios multimillonarios-algunos oligarcas rusos- son los que han abonado la base de ese partido llamado Vox.

Y VOX ha entrado en las instituciones gracias al Partido Popular. Mientras en Europa, sus partidos hermanos le hacen el cerco a la ultraderecha en España se le abren las puertas y se les legitima. Pero es que todo ese electorado, ese neofranquismo admirador de la dictadura, ya votaba al Partido Popular. Por tanto, sus votantes ven natural esa alianza.

¿Y QUÉ ha pasado para esa consolidación de Vox? El contexto ha ayudado, la adaptación española del discurso Trump, con asesores que aplican el manual de Bannon, ha sido efectiva. El contexto, con una pandemia inédita en el mundo, una crisis económica provocada por la pandemia, y ahora una subida de precios y un alargamiento de esa crisis por la guerra en Ucrania, ha sido un terreno propicio para expandirse. Hay teorías que dicen que la indignación del 15m, que en ese momento favoreció a la izquierda y fue el germen de Podemos, hoy la está aprovechando la ultraderecha.

LLEGADOS a este punto, ¿Qué se puede hacer? Primero detectar y combatir a nivel político y social esas ideas. En los parlamentos, pero también en los barrios, en las comunidades de vecinos o espacios públicos. No hay que callarse ante cualquier discurso ultraderechista. Lo segundo, es tratar de realizar todos los esfuerzos necesarios para superar, lo antes posible, esta crisis económica. La ultraderecha acumula “ganancia de pescadores” por crisis. El crecimiento económico, el empleo, la igualdad, e incluso la normalización de la vida cotidiana, tras el shock de la pandemia, debe ser un colchón para rebajar las contradicciones y reducir el caldo de cultivo. En este sentido, los buenos datos del turismo de Semana Santa y las buenas perspectivas del turismo son siempre elementos positivos. Pero por encima de todo, quizá lo que haya que hacer es prepararse para el día después. Reservar energías y organizarse porque cuando entren en el gobierno van a empezar a hacer salvajadas. Se necesitará una sociedad civil activada y combativa.

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