CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA: “Vicent Torrent. La cançó popular”, repasa cinco décadas de un compromiso creativo, social y ético que resuena con fuerza en tres generaciones distintas, hasta la actualidad.
Difícilmente podría entenderse la música popular valenciana sin él. Por mucho que la ultraderecha vernácula, en uno de sus característicos alardes de indigencia cultural, le quitara su nombre al Auditori de su pueblo hace unos meses. Lo reconocen los recién disueltos Zoo, Tessa, Xavi Sarrià, Els Jóvens i la plana mayor del pop y el rock facturados en valenciano a lo largo de las últimas décadas (el listado de nombre sería inacabable), ya sea en las letras de sus canciones o asumiendo su deuda de un modo algo menos explícito. Lo afirma Pep Gimeno “Botifarra” cada vez que habla en cualquier entrevista sobre quiénes fueron los primeros en mostrarle su apoyo incondicional. La figura de Vicent Torrent (Torrent, 1979) fue clave para la recuperación y actualización del folk valenciano, también para su utilización como herramienta didáctica. Y lo explica muy bien el periodista musical Josep Vicent Frechina en las páginas de Vicent Torrent. La cançó popular (Sembra Llibres, 2023), 190 páginas que hacen justicia, negro sobre blanco, a la dimensión creativa del histórico fundador de Al Tall.
Completísimo, escrupulosamente documentado y de lectura amena, en absoluto configurado como esos libros que son adaptaciones más o menos apañadas de plomizas tesis doctorales, el libro de Frechina repasa la trayectoria creativa y cívica del prohombre (mira que suena desfasado el término, pero no se me ocurre otro mejor) a lo largo de más de cinco décadas de compromiso con la lengua y la cultura propias, desde el oscuro pozo de la dictadura hasta la época de unas libertades recuperadas que se quedaron – ay – a medio gas, entre el anhelo progresista que vio sus expectativas licuadas en agua de borrajas y la reacción de unas fuerzas conservadoras que aquí siempre se han debatido entre el complejo de inferioridad sucursalista y – peor aún – la carcundia más rancia. La esencial pero también desigual carrera de Al Tall, con movimientos a veces a contracorriente de modas y coyunturas, la perspectiva de la riproposta autóctona, que la diferenciaba de otras revivificaciones del folk de otros territorios de España desde los tiempos de la transición, y el trabajo desempeñado al frente de la Fonoteca de Materials, son diseccionados con erudición y consistente pulso narrativo por el autor, en un libro necesario que, además, se publica en un momento en el cual la renovación de la música popular en todo el nuestro estado llega de la mano de nuevas revisiones y contextualizaciones de la tradición, tanto aquí como lejos de nuestro ámbito lingüístico y cultural: ahí están nuestras Sandra Monfort, La Maria, Titana o Meravella, por ejemplo, en igualdad de condiciones a lo que hacen Tanxugueiras, Rocío Márquez y Bronquio, Rodrigo Cuevas, Guadi Galego, Baiuca o Verde Prato en otros enclaves, por solo mencionar unos cuantos nombres.