ANNA ENGUIX: No es ninguna novedad que tras una hora (o menos) del comienzo de una película, determinadas personas -ya sean críticos o no-, decidan levantarse de la butaca, ya que cómo bien dice el proverbio: “el tiempo es oro”. No obstante, una semana después del inicio del festival y en mi caso, tras más de veinte películas, me pregunto lo siguiente: ¿se levantan porque están mentalmente agotados o porque la película merece esa deserción?
Estos últimos días se ha generado cierta polémica en Twitter entorno a una gran parte de los filmes de la sección oficial; por una parte se ha criticado el poco espíritu crítico de la prensa española al analizar distintos filmes por su exacerbada “lentitud” cómo “Music” (Angela Schanelec), “Mal Viver” (João Canijo) o “Roter Himmel” (Christian Petzold), mientras que otro sector de la crítica -y citando a Enric González- defienden que “existen espectadores que al ver la la hierba crecer o lluvia caer, pueden percibir probablemente la erosión de los adoquines”. Personalmente, lo que sí que puedo afirmar, es que existen películas de la Competición que a menos que no sean vistas más de una vez -y en unas condiciones anímicas favorables- son difícilmente “disfrutables”; no obstante, esto no quita que sean buenas.
Lo que sí que defiendo (y espero defender en un futuro), es que en ocasiones, las pretensiones de los directores y directoras se traducen en un lenguaje sobrecargado, aburrido y poco interesante. Ahora bien; en un festival donde compiten muchísimas películas por el mismo premio, creo que no me aventuro al afirmar que aquello que marcará la diferencia de cara a ganar el Oso de Oro serán las buenas historias. Además, conforme pasen las semanas, y otros festivales eclipsen los estrenos de la Berlinale, de lo que se acordará el público no será de los eternos planos de establecimiento, de los complejos recursos empleados o de los easter eggs (detalles implícitos), sino de aquellas películas que les hicieron aprender y sentir huyendo de la mera condescendencia. Supongo, que es justo por eso por lo que muchos críticos consideran que el premio del público es en ocasiones el más realista, porque ni siquiera el mejor de los críticos tiene la verdad absoluta.
Uno de los casos más paradigmáticos y que más ha dividido a la crítica ha sido el caso de “The Fabelmans”, el filme semi-autobiográfico de Spielberg -que también ha sido proyectado este festival por motivo de su galardón honorífico- es para algunos periodistas soporífero, mientras que para otros es una “auténtica oda al cine cómo forma de expresión de los sentimientos”. Sin tener que posicionarme en ninguno de los dos bandos, lo que sí que he percibido a lo largo de este festival, es que existe una tendencia general a ser benevolentes con determinados directores por el mero hecho de tener cierto renombre, en este caso, sí que nos estaríamos tirando piedras sobre nuestro propio tejado, y además, de forma muy descarada.
En relación con esto, he de decir que quedé muy satisfecha cuando el director afirmó que su carrera cinematográfica todavía no había acabado, sobre todo, porque en ocasiones los premios honoríficos se convierten en una especie de sepultura para cualquier artista; una manera de reconocerle una trayectoria que parece acercarse a su fin. A esto, el director respondió en la rueda de prensa con una sorprendente exclusiva en la que afirmaba que se encontraba involucrado en un proyecto en el cual se adaptaría “Napoleón” de Kubrick a una serie para HBO de siete capítulos. Quizás ahora entendemos porqué Spielberg celebró la nominación a los Óscar de “Top Gun: Maverick” o “Avatar”, porque Spielberg -por suerte- sigue defendiendo la premisa de que el cine, es de todos y de todas.
En definitiva, a pocos días de que se celebre la gala de clausura, de lo que sí que me puedo alegrar es de que el festival haya decidido poner a lo largo de todos estos días una barra libre de café para todos los periodistas en el Hall. ¿Lo hizo la organización porque sabía a qué tipo de filmes íbamos a tener que enfrentarnos? O bien es por esto, o bien porque han querido compensarnos por el merchandising un tanto hortera.