MAITE IBAÑEZ: Termina la feria ARCO con unos niveles de participación de mujeres artistas muy reducidos. Tanto que en esta edición todavía son más bajos, llegando a un 6% de presencia de creadoras españolas y un 26,5 % en total. Estas cifras nos revelan que estamos prácticamente en los mismos porcentajes que en los años ochenta, cuando la feria empezaba. Desde entonces, algunas asociaciones nos recuerdan nuestra presencia o ausencia. Mujeres en las Artes Visuales, Clásicas y Modernas o CIMA desde el mundo del cine elaboran informes anuales para revisar si realmente hay un lugar para nosotras como creadoras de la cultura. Esta idea también la integra María Gimeno en su pieza Queridas viejas. Editando a Gombrich, donde denuncia cómo aquel libro referente de la Historia del Arte no contiene ninguna obra de autoras en sus páginas. La artista corta con un cuchillo su lomo mientras completa la acción, colocando diversas hojas con los trabajos mujeres que existieron y participaron del arte en todas las épocas. Misma tipografía, mismo tipo de papel y tamaño de la página, para completar un estudio que había sido leído solo parcialmente. Hace casi veinte años, en el 2000, la igualdad de género fue identificada como el tercer Objetivo de Desarrollo del Milenio en el programa de UNESCO, siendo además una vía de acceso para otros objetivos de desarrollo. Posteriormente, en 2013, un cuestionario sobre igualdad y cultura se distribuyó a todos los estados miembros de la organización, cuyo objetivo principal era hacer un balance de las acciones en los últimos años en relación con el empoderamiento de la mujer en la esfera de la cultura. El resultado, entre otras cosas, fue el acceso desigual en los roles y profesiones de toma de decisiones en la vida cultural. Somos grandes consumidoras e investigadoras, pero estamos ausentes en los espacios de responsabilidad. ¿Es la llamada revolución de los cuidados una nueva asignatura para superar? ¿Seguimos en un camino de roles asignados? En este punto, recuerdo la frase de Remedios Zafra en su libro El Entusiasmo.Precariedad y trabajo creativo en la era digital, cuando afirma: “el hombre trabaja y la mujer cuida. Y si tiene que abandonar sus sueños, los abandona.”Hoy es 8 de marzo y saldremos a la calle. Pero lejos de este gesto reivindicativo por la igualdad, prescrita para un mes simbólico, se hace necesario, cada vez más, la interiorización de los valores de progreso y visibilidad para dar respuesta a las necesidades diarias de las mujeres en los contextos profesionales. Clara Campoamor confesaba: “He trabajado para que en este país los hombres encuentren a las mujeres en todas partes y no sólo donde ellos vayan a buscarlas”. Es labor de todas y todos. Ni un paso atrás.
¿LA CULTURA TIENE NOMBRE DE MUJER?
