JAVIER BERGANZA: En las últimas seis ediciones de los Premios Goya, una mujer se ha alzado con el cabezón por la mejor dirección novel. Este dato habla, cuanto menos, de la tendencia al alza de esta época. Los últimos años del cine español están colmados de grandísimas películas dirigidas por mujeres. Si bien es cierto que han habido grandes referentes femeninos en la dirección cinematográfica (Isabel Coixet, Pilar Miró, Iciar Bollaín…) el espacio siempre ha estado ocupado por una mayoría de hombres. Hoy en día parece que la cosa, muy poco a poco, va cambiando.
Hace meses entrevistaba a María Ripoll y me decía que, cuando veía la gala de los premios Goya, siempre veía a hombres levantando estatuillas. Que, inevitablemente, era complejo encontrar referencias que la hicieran pensar que podía llegar ahí. Por suerte parece que en los últimos años esto está cambiando, que ahora las nuevas hornadas de cineastas no solo están enriqueciendo el paradigma del cine español con sus películas, al mismo tiempo están sirviendo de trampolín para las próximas generaciones que, hoy en día, ven las galas y observan como compañeras de la talla de Carla Simón, Pilar Palomero o Alauda Ruiz de Azúa abren camino y les dejan espacios para soñar.El cine dirigido por mujeres no para de crecer. El Oso de Oro en Berlín para Carla Simón, el Premio en la Quincena de Realizadores en Cannes para Elena Martín y Creatura, son solo algunos de los ejemplos de la pujanza de este cine.
Si salimos fuera de nuestras fronteras nos encontramos con lo mismo. El talento de nuevas cineastas como Greta Gerwig, Julia Ducournau, Alice Rohrwarcher, Charlotte Wells o Céline Sciamma nos habla de un futuro plagado de maravillosas películas. Por fin se han abierto espacios para que la narración se nutra de otras perspectivas alejadas del hombre blanco heterosexual. Aún queda mucho por hacer, mucho camino por recorrer, muchos espacios que abrir y que sanear. Ampliar el foco y no quedarnos solo con las figuras más destacadas de este sector, comenzar a escuchar más guionistas, más directoras de fotografía, más sonidistas…
Insisto, el camino es largo y el futuro, hoy más que nunca tras los resultados electorales, amenaza con batalla. Pero la batalla se dará, no me cabe duda. La voz y la fuerza de estas nuevas hornadas femeninas que tanto dará que hablar, que tanto aportará y que tanto disfrutaremos como espectadores, no será callada ni reducida. Esto no hay quién lo pare. Tenga las siglas que tenga. La cultura pasa por la igualdad de sexos, pasa por la igualdad de oportunidades. Pasa por nuevas referencias que retroalimenten una sociedad con mucha sed por saciar. Con mucha hambre de nuevas historias que hablen desde es una perspectiva de género que siga abriéndole las puertas a la libertad y cerrándole la boca al fascismo. Este es el nuevo cine que tenemos, el que tenemos hoy, y el que lucharemos por seguir teniendo mañana.