ANA NOGUERA: La revolución en Irán es tan histórica y significativa como la caída del Muro de Berlín: el triunfo contra la dictadura y la opresión política, social y religiosa.
No somos conscientes de lo que supone “una policía de la moral” que diga cómo las mujeres hemos de vestir, hablar, comportarnos, trabajar o no, estudiar o no, y permanecer encerradas de por vida en nuestras propias casas. Desde 1979, las reglas dicen que las mujeres deben llevar la cara lavada, ropa holgada y larga que disimule sus cuerpos y el cabello perfectamente cubierto.
Las mujeres iraníes sufren más allá de la invisibilidad. Es la completa anulación de las mujeres como seres humanos, tratadas peor que cualquier animal. “Esta revolución es una lucha contra un apartheid de género”. Hasta las niñas y adolescentes se quitan el velo en las escuelas de Irán.
No sabemos cuántos han muerto realmente en las protestas. Hadis Najafi, 20 años, hizo un video caminando por la calle: “Me uno a las protestas. En el futuro, si veo que Irán ha cambiado, que ha llegado el cambio, entonces me sentiré orgullosa de haber formado parte de esta manifestación”. La mataron. Najafi, 23 años, le dispararon seis veces. Nika Shankarami apareció en una morgue tras publicar en Instagram cómo quemaba su velo. Hay numerosas historias de mujeres jóvenes asesinadas.
Masih Alinejad, iraní exiliada en EEUU: “Son millones de personas las que creen que el hiyab obligatorio es como el pilar principal de la dictadura religiosa”. Nilufar Saberi señala: ” El pañuelo simboliza el sometimiento que sufrimos las mujeres en mi país y es el sello de identidad de la república islámica. Por eso temen que nos lo quitemos. Si cae el velo, caerá el régimen“.
Las iraníes tienen prohibido cantar. Ahora cantan en cada protesta Baraye de Shervin Hajipour. Baraye significa “para”: “bailando en la calle para ti”, “para mi hermana, tu hermana, nuestra hermana” “Para las mujeres, la vida, la libertad. Por la libertad, por la libertad, por la libertad…”
Las mujeres de Occidente tenemos una responsabilidad con las iraníes. Cualquier gesto será importante: cortarse el pelo, cantar la canción, llevar sus fotos, …. Cualquier cosa que dé dimensión mundial.
Hago un llamamiento también a las mujeres musulmanas, sobre todo jóvenes, que viven en sociedades occidentales. Su defensa de una religión islámica pasa por eliminar los rasgos atávicos y discriminatorios. El velo es la prenda que simboliza sumisión e inferioridad. No se puede escoger ser esclava desde la libertad.
La escritora Najat El Hachmi señala: “Yo me pregunto por qué las sociedades musulmanas no se curan de una vez el orgullo herido por el poder perdido hace siglos, por qué no buscan otra forma de deshacerse de sus complejos frente a Occidente que no sea humillando y condenando al ostracismo a sus propias mujeres. Lo que nos hace distintos, me decía mi padre con orgullo cuando era pequeña, es que nosotros, los verdaderos musulmanes, controlamos a “las nuestras” y no dejamos que hagan lo que les dé la gana. En resumidas cuentas: lo que fundamenta su supuesta hombría es tratarnos como eternas menores de edad, no reconocernos como seres humanos iguales”.
Toda mi admiración por las mujeres de Irán.